Sustancias psicodélicas: una potencial llave hacia la consciencia y el desarrollo humano
Por: Christopher Timmermann
Fuente imagen: Wikipedia. org/commons. Ayahuasca. “Los psicodélicos son compuestos que ocurren naturalmente en el medio ambiente y han sido utilizados por miles de años por culturas indígenas de América, Asia y África, en ritos y prácticas de sanación.”
En estos tiempos la especie humana se encuentra frente a desafíos existenciales sin precedentes. La crisis climática solo está iniciando, y actualmente se encuentra acompañada de una pandemia e inestabilidad geopolítica. Estos desafíos se suman a una gran crisis de salud mental en el mundo. En estos tiempos de incertidumbre, los psicodélicos se presentan como un potencial agente de cambio que podría favorecer una transformación en nuestra relación con nosotros mismos y el medio ambiente. Una posibilidad de cambio que inicia en la exploración de la consciencia y deviene en numerosas oportunidades de desarrollo humano, incluyendo un potencial revolucionario para aplicaciones en salud mental.
Los psicodélicos han contribuido al repertorio experiencial del ser humano por miles de años
Los psicodélicos son compuestos que ocurren naturalmente en el medio ambiente y han sido utilizados por miles de años por culturas indígenas de América, Asia y África, en ritos y prácticas de sanación. La evidencia arqueológica sugiere que el uso de Peyote (cactus que contiene mezcalina) data de al menos 5000 años y el uso de rapés que contienen dimetiltriptamina (DMT) han sido utilizados por al menos 4000 años en el Cono Sur1. A esto se complementa el uso de la ayahuasca, un brebaje utilizado por cientos de años por culturas amazónicas y que gana popularidad en los últimos años en Europa y EEUU, debido a su capacidad para inducir experiencias de sanación y de carácter espiritual2. Comprensivamente, la evidencia arqueológica sugiere que los psicodélicos han formado parte del repertorio experiencial del ser humano por miles de años y, por ende, su estudio podría ayudarnos a entender aspectos fundamentales de la consciencia humana.
Contrastando con este uso de larga data en poblaciones indígenas, el uso de psicodélicos en Occidente es más reciente y se encuentra ligado a la investigación científica (…)
Los psicodélicos tienen una tradición de investigación científica prominente
Contrastando con este uso de larga data en poblaciones indígenas, el uso de psicodélicos en Occidente es más reciente y se encuentra ligado a la investigación científica, sus aplicaciones terapéuticas y a distintos movimientos sociales3,4. Desde la síntesis del LSD, los psicodélicos fueron adquiriendo notoriedad en distintas disciplinas, incluyendo la química, neurología, psiquiatría, psicoterapia, antropología y filosofía. Durante los años 50, 60 y 70, la investigación con psicodélicos fue prolífera: más de 5000 artículos científicos fueron publicados, y más de 40,000 sujetos recibieron al menos una administración de algún psicodélico durante estos estudios5.
En los últimos 20 años la administración de psicodélicos en seres humanos ha recomenzado en dos grandes áreas de desarrollo: el uso de psicodélicos para el estudio de la consciencia humana y sus aplicaciones para condiciones de salud mental como la depresión y las adicciones.
La prohibición de las sustancias psicodélicas, en gran parte influidas por un sensacionalismo mediático que exageró sus riesgos, llevó a un largo silencio en la investigación de estos compuestos. Estudios contemporáneos contrastan esta percepción y sitúan a los psicodélicos como una de las sustancias psicoactivas de uso recreacional más seguras que existen6. Es importante mencionar que no existe evidencia que indique que el uso de sustancias como la LSD y la psilocibina generen toxicidad o daño fisiológico en dosis comúnmente usadas. Más bien sus potenciales riesgos son de carácter psicológico, al poder generar episodios de ansiedad durante los llamados “malos viajes”, los cuales pueden ser minimizados, e incluso ser utilizados a favor del proceso terapéutico del paciente, si la sustancia es administrada en dosis adecuadas, en un contexto seguro y con un guía experto7.
Fuente imagen: Nutt DJ, King L a., Phillips LD. Drug harms in the UK: A multicriteria decision analysis. Lancet. 2010;376:1558–1565. Los hongos alucinógenos y el LSD se encuentran dentro de las sustancias de uso recreacional más seguras que existen6.
En los últimos 20 años la administración de psicodélicos en seres humanos ha recomenzado en dos grandes áreas de desarrollo: el uso de psicodélicos para el estudio de la consciencia humana y sus aplicaciones para condiciones de salud mental como la depresión y las adicciones.
¿Cómo actúan los psicodélicos en el cerebro?
Avances recientes en las neurociencias indican que los psicodélicos alteran la conectividad cerebral de forma significativa. La administración de LSD, psilocibina y DMT ha sido asociada a un estado de hiperconexión cerebral en donde áreas del cerebro que usualmente se encuentran desconectadas, comienzan a comunicarse8,9. Al mismo tiempo el actuar de redes cerebrales convencionales pierde protagonismo, sugiriendo que el estado psicodélico invita al cerebro a adquirir un funcionamiento novedoso y una transformación de los patrones jerárquicos con los que comúnmente opera10,11. Estas “innovaciones cerebrales” pueden estar a la base de algunas de las experiencias comúnmente asociadas al estado psicodélico: la posibilidad de pensar ideas creativas, estados de “insight” terapéutico, imaginería visual y la peculiar experiencia de la “muerte del ego” comúnmente descrita por usuarios.
Fuente imagen: Nutt DJ, King L a., Phillips LD. Drug harms in the UK: A multicriteria decision analysis. Lancet. 2010;376:1558–1565. Los efectos del placebo (a la izquierda) y de la psilocibina(a la derecha) indican que el estado psicodélico consiste en una hiperconexión entre áreas cerebrales, ilustradas como nodos en los bordes de cada círculo.6.
La terapia psicodélica suele consistir en una o dos sesiones acompañadas de música en un contexto seguro. La evidencia indica que es la experiencia, más que la simple administración del fármaco, la que genera estas mejorías en índices de depresión y adicción.
Si bien algunos resultados indican que el funcionamiento cerebral presenta un mayor nivel de entropía, no todo lo que ocurre en el cerebro y la mente durante el estado psicodélico es desorden. En dosis altas y bajo ciertas sustancias como la dimetiltriptamina (DMT), los psicodélicos son capaces de inducir estados visionarios (o de imaginería visual) de una potencia tal que los usuarios reportan un estado de “realidad virtual”, donde se sienten inmersos en dimensiones alternativas e interactúan con seres o entidades durante una experiencia que muchas veces cuenta con características similares a los estados místicos y durante experiencias cercanas a la muerte13. En nuestra investigación hemos encontrado que estos estados visionarios se encuentran asociados a incrementos fluctuaciones de ondas cerebrales Delta, Teta y Alfa y Beta. Estos patrones son similares a aquellos que ocurren durante los sueños y curiosamente, tanto en sueños como en estados psicodélicos potentes, los sujetos tienen la sensación de experimentar un mundo virtual14.
Fuente imagen: Nutt DJ, King L a., Phillips LD. Drug harms in the UK: A multicriteria decision analysis. Lancet. 2010;376:1558–1565. El estado de inmersión inducido por la DMT indica que el cerebro adquiere un funcionamiento de ondas cerebrales que cuentan con similitudes a lo que ocurre durante los sueños.6
Salud mental y espiritualidad
Fuente imagen: Thomas Angus. En la foto Christopher Timmermann controla un estudio.
Un puente entre la farmacología, el ser humano y la naturaleza
La investigación inicial con estas sustancias indica que las psicodélicas cuentan con un gran potencial para ayudarnos a entender algunos aspectos fundamentales de la consciencia y la experiencia humana. Al mismo tiempo, estos estudios dan cuenta de la conexión estrecha entre consciencia, experiencia y salud mental. Sin embargo, el impacto de esta investigación comienza a expandirse más allá de los efectos que estas sustancias puedan tener en el individuo. Investigaciones recientes muestran que los psicodélicos podrían generar una mayor sensación de conexión con el mundo natural así como también incrementar comportamientos favorables para la conservación del medio ambiente22,23. Estos resultados, que cuentan con datos reportados por participantes europeos y norteamericanos, sugieren una cierta similitud con perspectivas indígenas las cuales utilizan estas sustancias como una forma de comunicarse con el mudo natural24. Notoriamente, la posibilidad de comunión con el mundo natural, durante la ingesta de psicodélicos también puede tener repercusiones positivas en la salud mental ya que algunos resultados sugieren que la sensación subjetiva de reconectarse con el mundo natural es reportado por pacientes como un episodio significativo durante la terapia psicodélica para el tratamiento de la depresión25. Si bien estos resultados son preliminares, sugieren que estas sustancias cuentan con un potencial para favorecer nuevas perspectivas acerca de nuestra interacción con el medio ambiente. En este sentido, los psicodélicos podrían jugar un rol importante en la crisis climática, al fomentar nuevos puntos de interacción entre el ser humano con el mundo natural.
Mientras estas experiencias sean llevadas a cabo en un contexto seguro y cuenten con una guía adecuada es necesario que la ciencia y la academia sigan investigando su potencial para el tratamiento de condiciones de salud mental, la exploración de la consciencia, así como el conocimiento y desarrollo del ser humano.
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Christopher Timmermann
Es psicólogo de la Universidad Católica de Chile, magíster en Neurociencias y Rehabilitación Neuropsicológica de la Universidad de Bologna, Italia, y doctor en Neuropsicofarmacología y Neurociencias del Imperial College London donde realizó la primera investigación acerca de los efectos del DMT en el cerebro y en la experiencia humana. Actualmente trabaja en el Centre for Psychedelic Research, Division of Psychiatry, Department of Brain Sciences en Imperial College London en el Reino Unido, y es presidente y fundador de la Fundación para el Estudio de la Consciencia Humana (EcoH) en Santiago, Chile. Adicionalmente es colaborador senior de la Fundación DICTA.
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Diagramación: Diana Martín, Oswaldo Romero
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