Stafford Beer: semblanza y
visión de un genio olvidado
Autor: Rodrigo Fernández Albornoz,
docente del Departamento de Política y Gobierno la Universidad Alberto Hurtado¹.
Rodrigo Fernández Albornoz, sociólogo y magíster en economía y tecnologías de la información, presenta en este artículo a Stafford Beer, uno de los padres de la era de la información y actor relevante para el desarrollo tecnológico y científico mundial. En Chile, Beer fue creador del programa Cybersyn, uno de los proyectos interdisciplinarios más avanzados de la década de 1970, el cual comenzó a ser implementado durante el gobierno de Salvador Allende, pero que no llegó a desarrollarse cabalmente, debido al golpe cívico-militar de 1973. Tecnología, ciencia, arte y diseño se entrelazaron en las iniciativas de transformación social a las que Beer se entregó por completo.
Edición: Equipo Editorial Interdisciplinaria, Diagramación: Paulo González, ¹”Nota biográfica al final del artículo”.
*El idioma original en que está escrito este artículo es español. Mencionamos esto para considerar al utilizar la traducción automática que puede generar algunos errores.
Una civilización orientada por datos
Nociones como “la era de la información” o “cuarta revolución industrial” se han convertido en lemas de los tiempos que hoy atravesamos. Ambas expresiones apuntan al rol de la información en todos los niveles de nuestra vida cotidiana. No obstante, la información siempre ha cumplido un rol relevante en la vida social. En efecto, todas las formaciones sociales han desarrollado instrumentos para la captura y procesamiento de datos, para luego convertirlos en información mediante el análisis e interpretación de resultados. ¿Qué es lo que diferencia a nuestro presente de otras formaciones sociales a lo largo de la historia?
Una primera respuesta podría apuntar al nivel de sofisticación de los instrumentos desarrollados, ya que el ábaco es incomparable con los alcances que promete la computación cuántica. Del mismo modo, este nivel de sofisticación implica disponer de datos en un volumen, variedad y velocidad nunca antes vistos, lo que nos sitúa como una “civilización orientada por datos”
Sin embargo, lo anterior responde a características superficiales de nuestro tiempo, pues solo considera diferencias de grado respecto de cómo ha evolucionado la importancia de la información. De hecho, podemos sostener que hay “más información” o que esta es “más importante”, pero el carácter de estas transformaciones radica en una nueva forma de relación con el aparato tecnocientífico y sus artefactos.
¿En qué se reconoce esta nueva relación con los aparatos técnicos? En el hecho de que ya no pueden ser entendidos como artículos accesorios, sino como componentes que operan desde las entrañas de nuestras interacciones y relaciones con el entorno. En este sentido, la información ha pasado de ser un “antecedente” a un “componente” de nuestra vida. Y no solo en la coordinación de actividades primarias tales como el intercambio económico o la realización de trámites, sino también en la forma en que configuramos nuestra subjetividad, dirigimos nuestras opiniones y juicios en el espacio público y gestionamos la confianza en el espacio privado.
Lo anterior es relevante, porque esta nueva relación con la tecnología nos permite entender que no solo “los fierros” son susceptibles de un control automatizado, sino también aquel ámbito sobre el cual gran parte de la historia del pensamiento consideró como no mecanizable, salvo algunas excepciones. Stafford Beer fue quizás la más importante entre estas.
“…la información ha pasado de ser un “antecedente” a un “componente” de nuestra vida. Y no solo en la coordinación de actividades primarias tales como el intercambio económico o la realización de trámites, sino también en la forma en que configuramos nuestra subjetividad, dirigimos nuestras opiniones y juicios en el espacio público y gestionamos la confianza en el espacio privado”
El genio sin títulos: los caminos de Stafford Beer
Anthony Stafford Beer nació el 25 de septiembre de 1926 en Putney, un barrio del suroeste de Londres. Alcanzó a cursar un año en la Escuela de Filosofía en el University College London, más algunos cursos en matemáticas y psicología, cuando fue enrolado en el ejército británico para la Segunda Guerra Mundial. En el ejército, cumplió funciones en la supervisión de la cadena de suministros en la India, donde permaneció hasta 1949.
Esta experiencia lo puso en contacto con algunos procedimientos y técnicas propios del campo de la gestión e investigación de operaciones, pero también lo acercó a la cultura y formas de pensar propias de la teología hindú, donde quedó asombrado con la noción de recursividad que tenía dicha cosmovisión.
La recursividad puede ser definida como una forma de entender procesos que se basan en su propia definición, es decir, que operan de manera autorreferencial. Uno podría echar mano del poema “Un sueño dentro de otro sueño” de Edgar Allan Poe para ilustrar de mejor manera este concepto, ya que el “soñante” adquiere un estado de lucidez al interior de un sueño, lo que eventualmente permite abrir nuevamente la diferencia entre sueño y vigilia dentro de ese espacio onírico. Otra metáfora que viene al caso es la composición de un set de muñecas rusas, donde cada una es una copia disminuida de la anterior para formar parte de una misma unidad o la “muñeca en su conjunto”.
Imagen N° 1. Stafford Beer en oficinas del Instituto Tecnológico de Chile.
La combinación entre la investigación de operaciones y una cosmovisión recursiva llevaron a Beer a entrar en contacto con los planteamientos y desarrollos de la Cibernética, corriente de pensamiento caracterizada por la búsqueda de aquellos elementos que dotan de unidad al mundo “natural” y “social”, tomando como base la crítica hacia toda forma de dualismo (cultura/naturaleza, mente/cuerpo, máquina/ser humano). Por otro lado, esta corriente no puede entenderse sin considerar su estrecha relación con el desarrollo de tecnologías, ya que de alguna manera estos desarrollos podrían ser la prueba viviente de que, en el fondo, todo dualismo es una ilusión. En particular, le debemos a esta corriente los principales conocimientos en robótica, autómatas, el primer modelo de red neuronal artificial y la teoría de la autopoiesis, entre los más importantes.
Esta inmersión en la cibernética le permitió a Beer convencer al directorio de la United Steel —una de las principales empresas siderúrgicas del Reino Unido— para crear y dirigir el primer Grupo de Investigación Operacional y el Departamento de Investigación de Operaciones y Cibernética. Es en este momento en el que la carrera de Beer solo conocería de éxitos al implementar nuevos métodos y aplicaciones de la investigación de operaciones en la gestión de empresas. Entre estos, destacan el primer uso de computadoras para el monitoreo integrado de la gestión en la empresa, lo que devino en el desarrollo de la Máquina Analógica Estocástica, un sistema de simulación considerado como el primer entorno de aplicación de la programación lineal a problemas prácticos en Europa.
A partir de esta experiencia, Stafford Beer publica en 1959 su primer libro Cybernetics and management considerada la primera obra de cibernética organizacional y en la cual se aplican los conceptos que antes habían sido aplicados sobre el dominio “natural” (en particular la neurofisiología) al dominio de las organizaciones humanas en el contexto de la empresa.
Quizás con esto bastaría para comprender por qué podemos considerar a Beer como uno de los padres de la era de la información, pues aquí comienza el camino hacia la comprensión de que las organizaciones humanas pueden ser entendidas como sistemas gracias a la posibilidad de observarlos e intervenirlos mediante desarrollos tecnológicos que prueban que no existe tal dualidad entre las “leyes de la naturaleza” y las “leyes del espíritu”, tal y como se sigue desprendiendo de las formas de pensar de la gran mayoría de nuestro “capital humano avanzado”. No por nada, Beer tuvo que lidiar con las cofradías académicas al no estar investido de títulos de ningún tipo. Afortunadamente, el viejo Stafford fue —y es— mucho más grande que las mezquindades de nuestra aldea académica.
Cybernetics and Management catapultó la carrera de Beer como consultor Senior en sigma (Science In General Management), la primera empresa de servicios de investigación operativa aplicados a decisiones estratégicas de alto nivel. Esta experiencia sería la que vincularía por primera vez a Beer con Chile, en el contexto de una consultoría a Ferrocarriles del Estado durante el gobierno de Eduardo Frei Montalva, donde la contraparte técnica fuera un alumno recién egresado de ingeniería civil industrial llamado Fernando Flores. Este primer contacto entre Flores y el equipo de Beer puede considerarse como un antecedente de lo que sería uno de los proyectos más disruptivos y revolucionarios de la historia tecnocientífica mundial.
“Stafford Beer publica en 1959 su primer libro
Cybernetics and management considerada la
primera obra de cibernética organizacional y en la cual se aplican los conceptos que antes habían sido aplicados sobre el dominio “natural” (en particular la neurofisiología) al dominio de las organizaciones humanas en el contexto de la empresa”
La vía chilena a la Cibernética
El ascenso del gobierno popular en 1970 conllevó el nombramiento de Fernando Flores como gerente técnico de corfo y director del Instituto Tecnológico de Chile (intec). El primer proyecto de Flores en este contexto fue la implementación de las ideas de Beer para el control de las empresas del área social de la economía, de manera tal que las decisiones no estuvieran excesivamente centralizadas, y de ese modo dotar a la economía nacional de una mayor capacidad de adaptación a los cambios del entorno.
Para estos fines, Flores y Raúl Espejo redactaron una carta a Beer solicitando consejos y recomendaciones para este propósito, lo que generó gran sorpresa y expectación en Beer, ya que por primera vez le presentaban la posibilidad de aplicar sus ideas, métodos y desarrollos a nivel de una economía nacional. Beer respondió a la misiva con una invitación a Flores para acceder a los pormenores del proyecto, reunión que se concretó y cuyo resultado fue su incorporación como director científico del proyecto.
De este modo nace el proyecto Cybersyn, el cual fue concebido inicialmente como un sistema de información y control encargado de generar un ecosistema de datos en tiempo real para apoyar el principio de agilidad y descentralización en la toma de decisiones. Por razones de espacio, nos remitiremos a algunos comentarios generales de algunos componentes del proyecto¹. Este proyecto es la máxima expresión de interdisciplinariedad en la historia de Chile y un hecho significativo a nivel mundial, dado el contexto de inicios de la década de 1970. En su desarrollo convergieron tecnología, ciencia, arte y diseño.
1 | Para mayor detalle véase https://revistasdex.uchile.cl/index.php/cdb
Imagen N° 2. Un modelo de télex.
Tecnología: la red de télex encargada de la ingesta de datos (Cybernet) fue considerada como una innovación relevante por cuanto permitió contar con datos relevantes del funcionamiento de las empresas una vez al día, algo cercano al tiempo real para la época. Esta red fue fundamental para enfrentar el paro de camioneros de octubre de 1972, ya que gracias a la información generada por el sistema, con solo trescientos camiones, se evitó el desabastecimiento total de la economía, obligando al paro a bajarse.
A partir de este hito, Stafford Beer comprendió que el proyecto era algo más que un sistema referido al control industrial. Este es el origen del “Cyberfolk” o “Pueblo Cibernético”, el máximo punto de inflexión del proyecto, al ser la primera experiencia de gobierno en impulsar una cibercultura nacional. Entre los proyectos se consideraron folletines, películas, programas de televisión y radio, muchos de los cuales no alcanzaron a materializarse, con la excepción de una canción compuesta por Ángel Cereceda Parra dedicada al proyecto titulada “Letanía para una computadora y para un niño que va a nacer”, de la cual destacamos el coro:
“Todos debemos entrar
en esta marcha terrena
descorriendo telarañas
de ignorancia y dependencia.
Exigir los beneficios
que nos regala la ciencia
antes que se acabe la paciencia”
El “Cyberfolk” contempló un sistema de medición de audiencias o “algedonic meeter”, en un contexto de fomento a la producción de televisores, radios y tocadiscos de bajo costo por parte de la IRT (Industria de Radio Televisión). El sistema consiste de la instalación de un algedonómetro en cada vivienda, un dispositivo compuesto de una palanca dispuesta sobre un tablero, la cual podía ser girada a la derecha para expresar “felicidad” frente al contenido, o a la izquierda para el sentimiento contrario.
Imagen N° 3: Afiche promocional del proyecto
El resultado de cada algedonómetro consistía en una determinada intensidad de la carga eléctrica (mientras más intensa, mayor “felicidad”), los que eran agregados para obtener un cuadro del estado de la opinión pública en relación con los contenidos difundidos.
Este sistema alcanzó a ser probado en el proceso de discusión del presupuesto municipal en la comuna de Tomé, según entrevista dada por Roberto Cañete (traductor de Stafford Beer) a Enrique Rivera², sobre lo cual no se registran mayores antecedentes.
El “Cyberfolk” marca el inicio de la promoción de una forma distinta de vinculación entre la sociedad y la tecnología en nivel masivo, y no solamente dentro de la “ilustración cibernética”. Su escalamiento sobre el resto de la sociedad implicaba concebir al ecosistema tecnológico como un facilitador de la inteligencia colectiva, en medio de un proceso de ampliación de la participación política y social de las organizaciones de la clase trabajadora.
En este proceso pueden reconocerse otros antecedentes desde el mundo del arte como el ascenso de la acusmática, forma de experimentación de música compuesta, representada y reproducida mediante computador, donde figuras como León Schidlowsky, Juan Amenábar y especialmente José Vicente Asuar³. fueron determinantes en el crecimiento de este tiempo interrumpido.
2 | https://www.youtube.com/watch?v=eN-E5TbKXjo&t=590s&ab_channel=EnriqueRivera
3 | Desarrollador del primer computador lationamericano para la composición y ejecución musical, el COMDASUAR. No es descabellado pensar un futuro pasado con Asuar incorporándose al Cyberfolk.
Imagen N° 4: Esquema Algedonic Meeter; Esquema de suma de cargas para el Algedenómetro.
Fuente: Stafford Beer Archive.
Ciencia: existen varios aspectos científicos involucrados en el proyecto, en particular la creatividad con la que fueron implementados distintos algoritmos y modelos para procesar los datos provenientes de la red de télex, y filtrar aquellas variaciones estadísticamente significativas (el Cyberstride) y para la simulación de escenarios económicos futuros (el checo).
Imagen N° 5: Representación de una variación estadísticamente significativa.
En este contexto se jugó también, la principal revolución científica de la historia chilena: la formulación del concepto “autopoiesis” por Maturana y Varela, quienes nunca estuvieron de acuerdo en considerar a este concepto como un equivalente de la “viabilidad” de Beer, pues el foco era la definición de lo vivo en el dominio molecular, lo que no opera en el dominio social u organizacional4. Independientemente de estas consideraciones, lo cierto es que la autoorganización puede ser considerada como el “lugar” desde donde la organización extrae sus herramientas para ejercer el control adaptativo.
4 | Valga mencionar que la primera edición de De máquinas y seres vivos tuvo muchos problemas para ser publicada, a tal punto que se redactó una primera versión original en inglés, ya que Stafford Beer fue quizás uno de los más grandes entusiastas del enfoque de Maturana y Varela, de modo tal que facilitó las condiciones para una eventual primera publicación en inglés y redactó un prólogo, el cual sería definitivamente publicado en 1980.
Imagen N° 6: Diagrama de flujo cuantificado para identificar cuellos de botella en las empresas.
Arte y Diseño: nos encontramos frente al artefacto más difundido del proyecto debido a sus intersecciones entre arte, diseño, tecnología y gestión, que lo hacen atractivo desde una perspectiva retrofuturista. Beer concibió al Opsroom como un “Teatro de operaciones”, en el cual la experiencia de usuario debía ser lo menos mediada posible, donde los elementos visuales fueran centrales para la toma de decisiones orientadas por datos. El equipo de diseño dirigido por Gui Bonisiepe5, y fue el encargado de implementar un sistema que permitiera la selección de gráficos de manera interactiva, mediante los botones que se observan al costado izquierdo de cada una de las sillas de la imagen adjunta.
5 | Diseñador formado en la Facultad de diseño de la Universidad Técnica de Munich, considerado el padre de la Bauhaus en América Latina y precursor de lo que hoy se conoce como Diseño de información. Como dato curioso, su trabajo fue de gran inspiración para Steve Jobs y el Jefe de Diseño de Apple, Jonathan Ive.
Imagen N° 7: Imagen de la sala de operaciones.
Con el golpe de Estado el proyecto llegó a su fin. El equipo se encargó de rescatar la documentación desde las oficinas de corfo, mientras que los militares destruyeron la sala de operaciones. Muchos de los miembros del equipo fueron exiliados y apoyados por Beer para
su reubicación hacia nuevos destinos. Por su parte, Beer decide retirarse a una cabaña sin servicios en Gales donde se dedicó a la poesía y la pintura por unos años, para luego retomar sus actividades en la Universidad de Manchester y luego en la Universidad de Toronto en 1978, donde residiría hasta su muerte el 23 de agosto del año 2002.
La razón por la cual no conocemos mucho de la obra de Stafford es evidente, ya que cuando un corazón se entrega por entero a un propósito, el resultado suele ser el mismo: el olvido. Al igual que Tesla, Beer entregó su humanidad entera a la posibilidad de apoyar procesos de transformación social a través de las intersecciones entre el desarrollo tecnológico, la ciencia, el arte y el diseño, algo que lo condenó a una apuesta del todo o nada.
Es claro que puede sonar algo ridículo cambiar una vida llena de reconocimientos internacionales, a un propósito que no sea algo más que el aplauso inmediato, sin ir a tomar el té con Nixon y sin aceptar cargos directivos por parte de una dictadura genocida.
Imagen N° 8: Stafford Beer y Sonia Morjodovich, integrante del equipo de diseño de Cybersyn.
No obstante, del mismo modo en que la obra de Tesla ha sobrevivido y cobrado nuevos aires en los tiempos que corren, no me cabe ninguna duda de que el viejo Stafford sabrá tirar nuevamente de los hilos de la curiosidad revolucionaria, tal y como lo expresara a propósito de su primer encuentro con Salvador Allende: