La vida a través de una cámara fotográfica: la experiencia de Quintina Valero
Por: Patricia Serrano Lobos
Fuente imagen: www.quintinavalero.com. Esta foto corresponde a la serie de “Caravana de madres México” y Centromérica, que tienen en común la historia de ver marchar a sus familias al exilio, huyendo de la violencia y la pobreza. Esta serie también es conocida como “Caravana de la esperanza”.
Desde el inicio de mi fotografía tenía claro que quería documentar aspectos sociales y poder ayudar o contribuir de alguna manera a visualizar temas olvidados y dar voz a grupos vulnerables.
Quintina Valero inició su actividad profesional graduándose en Economía, en esa dirección iba cuando un evento significativo la impulsó a dar un giro en su quehacer. Se convirtió en fotógrafa con el marcado propósito de documentar situaciones de crisis humanitarias, de luchas anónimas o públicas, de derechos humanos; para confrontar, denunciar, incluso transformar si se puede… Ya sea como economista o como fotógrafa, es innegable que Quintina tiene como vocación universal el Humanismo.
Para una fotógrafa como ella no hay vidas paralelas, como cuando se porta o no una cámara. La realidad es una, solo que enfocada en detalles que son la expresión y continuidad de las historias de aquellas personas que deciden entregarlas a su lente. Tanto tomar estas fotos como permitir hacerlo son actos de valor y coraje. Es ir tras sus circunstancias, verlas y registrarlas tal y como son, pero se necesita una profunda sensibilidad y capacidad tanto de observación como de escucha para descubrirlas antes de revelar con las imágenes el instante de una vida que, a su vez, narra cientos de vidas y sus condiciones en el mundo.
El descubrimiento de una imagen como testimonio
Revista Interdisciplinaria DICTA:
En un sentido simbólico, ¿qué es una cámara?
Quintina Valero responde:
La cámara es para mí esa puerta que te acerca al mundo, y que me permite conocer más del ser humano. A lo largo de mis años de profesión tanto la cámara como la fotografía han sido instrumentos que he utilizado para dar voz a grupos marginados y denunciar injusticias sociales.
RID:
Tu primera formación es en Economía, ¿ por qué diste este salto al fotorreportaje?
Quintina Valero responde:
En el verano de 2003, viviendo ya en Londres, emprendí un viaje a India y Tailandia que redirigiría mi vida. Llevaba tres años en la ciudad, trabajando a jornada partida de camarera y contable. Me sentía cansada y tenía que dar un nuevo enfoque. En esa aventura viajaba sola con una cámara Pentax que apenas sabía utilizar. Esa cámara se convertiría en mi mejor amiga de viaje. Imagino que la gente que conocí en el camino creía que era fotógrafa profesional y compartían sus historias y relatos conmigo. A la vuelta a Londres, donde vivía desde el 2001, decidí inscribirme en el London College of Communication, donde cursé fotoperiodismo. Mi interés por la ciencia y el trabajo de investigación fue importante a la hora de decidir mi trabajo como fotógrafa de fotorreportaje donde se profundiza más en los temas a documentar.
RID:
A lo largo de tu vida, ¿qué imágenes fotográficas te han marcado? ¿Y cuáles fotógrafos te señalaron un camino?
Quintina Valero responde:
Recuerdo el trabajo del fotógrafo Bruce Davidson, East 100th Street, el libro que recoge tres años de trabajo en Harlem NY, como de los primeros que me impresionaron por la intimidad y la humanidad de los retratos y el contexto social. Más tarde, el trabajo del fotógrafo brasileño Sebastian Salgado, su libro Workers me inspiró mucho para la elección de mis trabajos y la perfección de su técnica con la luz y el encuadre. En mis visitas esporádicas a España, en mis charlas y talleres con el fotógrafo y antropólogo Ramón Zabalza, me ayudaron a tener perseverancia y entrega total en mi viaje como fotógrafa migrante. Su trabajo, Imágenes gitanas de 1995, registra veinte años de vivencias y documentación de la población gitana en España.
RID:
¿Cómo eliges los temas que quieres fotografiar?
Quintina Valero responde:
Desde el inicio de mi fotografía tenía claro que quería documentar aspectos sociales y poder ayudar o contribuir de alguna manera a visualizar temas olvidados y dar voz a grupos vulnerables. Ver el trabajo de ONG’s, viajar y contactar con gente local y saber de sus necesidades me inspira a contar sus historias. En mi trayectoria fotográfica he documentado a mis héroes, personas que trabajan para la comunidad. Leer la prensa local y enfocarme en temas universales pero siempre contados a través de una persona o comunidad. Desde hace años mi trabajo se ha enfocado en las mujeres, sus luchas y reivindicación por sus derechos. En el año 2015, entré a formar parte de un colectivo llamado Comida de Guerra. Somos un grupo de cinco artistas multidisciplinares donde estudiamos la relación entre los conflictos, la comida y su impacto en las comunidades y medio ambiente. Utilizamos la comida como forma de expresión donde se invita a la audiencia a una experiencia gastronómica y artística con el fin de crear conciencia social.
Desde hace años mi trabajo se ha enfocado en las mujeres, sus luchas y reivindicación por sus derechos.
Reflexiones de una fotógrafa
RID:
¿Cómo es el mundo que has visto a través de tu cámara?
Quintina Valero responde:
Por la naturaleza de los temas que documento el mundo en el que vivimos es de grandes injusticias sociales, especialmente el mundo de las mujeres con grandes desigualdades en Centroamérica y Sudamérica. Otro de los temas en los que trabajo ha sido la migración tanto en América como en Europa y te das cuenta de que la situación es la misma. La gente sale de sus países bien por pobreza o violencia en busca de otras oportunidades y protección, pero lo que se encuentran son más injusticias y xenofobia en contra de los migrantes en los países receptores.
Fuente imagen: www.quintinavalero.com. A pesar de que los temas que más registra están relacionados con injusticias sociales, algunas veces ha guardado testimonio de celebraciones. En el Carnaval de Venecia, Quintina Valero buscó “momentos fugaces, misteriosos e íntimos” que ilustran el carácter “libre, festivo y transgresor” de estos encuentros en medio de la fantasía carnavalesca.
RID:
¿Ese mundo se transforma de alguna manera cuando lo ves directamente con tus ojos y después con la cámara?
Quintina Valero responde:
Realmente es difícil separar ambos. Me interesa mucho el ser humano y conocer más las circunstancias que lo rodean. En mi fotografía encuadro esos momentos, intento transmitir emociones que puedan llegar a los demás. Esa fotografía va unida a entrevistas que realizo con anterioridad. Es importante para darle contexto a la imagen. A lo largo de mi investigación mi perspectiva inicial cambia y eso evidentemente se refleja en la imagen. El hecho de ser mujer me ha permitido documentar comunidades como las árabes y temas tan sensibles como las víctimas de trata. Por ser mujer he podido estar cerca de ellas y forjar una relación de confianza mutua necesaria para trabajar. La relación que se crea permite un acercamiento más íntimo de la historia.
Me encantaría poder visibilizar más historias positivas que dieran esperanza de poder vivir en un mundo más justo.
RID:
Después de trabajos como la vida después de Chernóbil y otros de profundo contenido social, ¿qué opinión tienes del ser humano?
Quintina Valero responde:
El trabajo de Chernóbil fue uno de los más duros que he realizado. El libro Voces de Chernóbil de la autora Svetlana Aleksievich recoge testimonios y entrevistas durísimas de sobrevivientes de Chernóbil y me impactó muchísimo. Es un libro que recomiendo. Me interesé muchísimo en visitar zonas remotas de la región de Narodichi, a 50 km de la central nuclear, donde miles de personas todavía viven en áreas contaminadas. Psicológicamente fue bastante duro asumir el riesgo al que me exponía visitando la zona, así como vivir de primera mano la incertidumbre de un peligro “invisible” de la radiación con el que han convivido estas familias durante 30 años.
Chernóbil volvió a mi mente con el inicio del COVID 19. La fragilidad del ser humano ante un enemigo invisible que no se puede ver, ni oler, ni tocar y que nos puede llegar a matar. El trauma psicológico causado por la incertidumbre y el desconocimiento. Y por otro lado, la respuesta de los Gobiernos frente a estas situaciones. En el caso de Chernóbil, considerado uno de los mayores desastres medioambientales de la historia, las injusticias que se cometieron fueron atroces. No se informó a la población de Ucrania ni europea a su debido tiempo por razones políticas de la entonces Unión Soviética. Realmente nunca se podrá determinar el número de seres humanos y animales afectados por la radiación ni los daños en el medio ambiente. El ser humano tiene una tendencia a olvidar rápidamente. Lo ha demostrado la historia a lo largo de los años. Algo similar está ocurriendo con el virus COVID 19. En ambos casos, nos hace cuestionar nuestra responsabilidad no solo individual sino colectiva. Y no solo frente a la sociedad en la vivimos sino también el medio ambiente y el planeta en el que vivimos.
Fuente imagen: www.quintinavalero.com. Niños en Londres en el homenaje del Jubileo de Diamante realizado en junio de 2012, con lo cual Quintina Valero también expone momentos de alegría.
RID:
Profundicemos un poco más en la presencia del hombre en el mundo, en un sentido genérico. Desde lo que te ha enseñado tu experiencia, ¿cuáles aspectos despiertan temor al ser humano? ¿Y cuáles tu admiración, cuáles tu respeto?
Quintina Valero responde:
Lo que más me preocupa es el poco valor que se le da a la vida de las personas, nos hemos convertido en números. Desde que documento la migración en diferentes países, pero sobre todo en Centroamérica, la violencia es tan extrema que la vida de las personas no vale nada. Los Gobiernos no protegen a sus ciudadanos y eso crea un estado de desconfianza en el que ellos no creen que tengan derechos. Para mí fue muy triste ver cómo personas que pierden sus seres queridos no creen que puedan reclamar los cuerpos o denunciar las injusticias. Los jóvenes crecen rodeados de violencia y esta llega a normalizarse en su vida diaria.
Aspectos que admiro y respeto en el ser humano son la capacidad de lucha y resistencia ante las adversidades, sobre todo en las mujeres. Al mismo tiempo que he visto muchas injusticias cometidas, también me he encontrado con organizaciones de mujeres que se apoyan y luchan constantemente por la igualdad social. Hay mucho campo de trabajo todavía por hacer pero también hay una mayor conciencia social hacia el respeto por la mujer y el medio ambiente. Mi último trabajo sobre el Amazonas me ha abierto puertas a comunidades indígenas que están luchando por mantener su cultura y proteger la naturaleza y el planeta. Paralelamente he podido presenciar cómo se está destrozando el Amazonas y la necesidad que tenemos todos de actuar contra las políticas de gobierno que permiten la deforestación y la explotación de los bosques. Pero el problema se extiende a un mayor grado y el progresivo impacto del daño humano al medio ambiente. Estos son aspectos que me preocupan y necesarios de visibilizar a través de mi trabajo.
Creo que los fotoperiodistas tendemos a enfocarnos en los problemas que hay pero creo interesante colaborar con el mundo de la ciencia, de la tecnología, y ofrecer historias que reflejan los esfuerzos y logros conseguidos en otros campos
RID:
¿Has visto reacciones acerca de lo que exhibes que hayan promovido acciones de auxilio, mejoras o progreso en relación con una realidad concreta?
Quintina Valero responde:
La publicación en medios de prensa internacional y exposiciones sobre la trata y el tráfico de personas en Italia ha tenido un gran impacto y ha ayudado a visibilizarlo. Princess, a life helping victims of sex trafficking fue reconocido con premios internacionales como el Festival della fotografía Etica (Italia), Photocontest, fotografia de Prensa (Ucrania) y los premios SIMA (EEUU). Su protagonista, Princess, víctima de la trata nigeriana fue invitada al Reino Unido para dar charlas y colaborar con el Gobierno inglés en la formación y creación de programas de ayuda a víctimas de trata. Su organización PIAM Onlus ha recibido ayuda económica y ha sido contactada por numerosas víctimas de trata y otras ONG’s que han implementado programas en sus países.
RID:
¿Qué tipo de mundo te gustaría poder fotografiar?
Quintina Valero responde:
Creo que es muy importante documentar la realidad que tenemos. Me encantaría poder visibilizar más historias positivas que dieran esperanza de poder vivir en un mundo más justo. Creo que los fotoperiodistas tendemos a enfocarnos en los problemas que hay pero creo interesante colaborar con el mundo de la ciencia, de la tecnología, y ofrecer historias que reflejan los esfuerzos y logros conseguidos en otros campos.
La historia detrás de la imagen
Quintina te invito a que selecciones algunas fotografías y hables sobre la experiencia qué significó para ti tomar cada imagen.
Sueños rotos
Fuente imagen: Quintina Valero. En esta imagen, Lamina Dih, una joven saharawi, “acababa de salir del hospital después de haber sido golpeada brutalmente por un policía antidisturbios en una manifestación.”
Esta imagen fue tomada en Noviembre del 2013, en la ciudad de Laayoune, capital del Sahara Occidental y pertenece a la serie Sueños rotos, que recoge testimonios y retratos de mujeres saharawis que luchan por sus derechos y los del pueblo saharawi. El país, antigua colonia española, está bajo la ocupación de Marruecos y es uno de los conflictos no resueltos más antiguos de África. En la imagen, Lamina Dih, una adolescente saharawi de 18 años aparece rodeada de libros en la azotea de la casa de un familiar. Su sueño era estudiar Ciencias Físicas. Actualmente está estudiando Derecho Internacional porque no pudo conseguir el acceso a la Facultad de Física. Muchos adolescentes saharawis creen que los resultados de acceso a la universidad son alterados dando prioridad a los adolescentes marroquíes. Lamina dedica su tiempo libre a estudiar Física en internet y además acude a las manifestaciones con su madre y amigas. El día que tomé la foto, Lamina acababa de salir del hospital después de haber sido golpeada brutalmente por un policía antidisturbios en una manifestación. El acceso a la prensa internacional en la zona ocupada no está permitido, conseguí entrar en el país como turista invitada a una boda. En solo dos días realicé encuentros secretos con mujeres saharawis para recoger los testimonios, y me pareció increíble el valor de estas mujeres por contar sus historias a pesar de las represalias que pueden sufrir. La inspiración de este viaje fue después de ver un documental llamado Hijos de las nubes, la última colonia, 2012, dirigida por Álvaro Longoria y producido por Javier Bardem.
Vida después de Chernóbil
Fuente imagen: Quintina Valero. En la foto aparece Iana, entonces de cuatro años, para Quintina “representa la realidad de la situación, su mirada lo dice todo. Las familias que volvieron a zonas evacuadas después del accidente cultivan las zonas afectadas y contaminadas por la radiación.”
Esta foto fue tomada en el pueblo de Maksimovichi, a 50 km de la central nuclear de Chernóbil. Esta foto forma parte de la serie, Vida después de Chernóbil, tomada en febrero del 2016. Iana, de cuatro años de edad, apareció entre las sábanas de la cama de su madre mientras la entrevistaba y rápidamente tomé la foto antes de que se volviera a esconder. Para mí representa la realidad de la situación, su mirada lo dice todo. Las familias que volvieron a zonas evacuadas después del accidente cultivan las zonas afectadas y contaminadas por la radiación. Como consecuencia un 70% de los niños tienen problemas cardiovasculares, de movilidad y malnutrición. Los padres son conscientes de la situación pero no tienen otro lugar a donde ir y el Gobierno no les ayuda. El acceso a la zona y las entrevistas a las familias fue bastante difícil porque todavía hay miedo y la gente no quiere hablar del tema. Conseguí entrar a la zona después de tres viajes a Ucrania y numerosos contactos con ONGs en Ucrania y organizaciones de ayuda a las víctimas del trágico accidente.
Gitanos de Dale Farm
Fuente imagen: Quintina Valero. En esta imagen se encuentra la activista Minty Challis de la comunidad Dale Farm, sus tierras fueron “arrebatadas después de perder la batalla legal con el ayuntamiento de Basildon.”
Activista Minty Challis se enfrenta a la policía antidisturbios en el desalojo de la comunidad de gitanos de Dale Farm, en el condado de Essex a 70km de la capital londinense. La comunidad había comprado las tierras en los años ochenta, con ello llegó la escolarización, acceso a agua potable y electricidad. Sin embargo, no se consiguió la integración con la comunidad del pueblo de Basildon y después de diez años de juicios, se ordenó el desalojo inminente con violentas confrontaciones con la policía. Dale Farm había construido su comunidad en los últimos diez años dejando una vida nómada y comprando la tierras que más tarde serían arrebatadas después de perder la batalla legal con el ayuntamiento de Basildon. Yo había trabajado en la comunidad durante los dos últimos años dando clases de fotografía a los niños los fines de semana. Esto me permitió vivir con ellos y documentar los dos meses que duraron los enfrentamientos con la policía. Fue muy triste el presenciar el desalojo de las 82 familias y la desintegración de la comunidad, marchándose muchas de las familias a Francia e Irlanda.
Gift, Loveth y Precious
Fuente imagen: Quintina Valero. “Fuimos a dar un paseo por la ciudad y en un segundo sus caras se iluminaron cuando vieron el carrusel.”
Gift, Loveth y Precious, tres chicas nigerianas víctimas de trata se suben en un carrusel durante las fiestas de Navidad en Asti, Italia, en diciembre del 2015. Esta foto fue tomada en mi segundo viaje a Italia documentando los programas de ayuda y reinserción de víctimas de trata en la ciudad de Asti. Las tres chicas habían conseguido permisos de residencia temporal por dos años en la ciudad y estaban felices. Fuimos a dar un paseo por la ciudad y en un segundo sus caras se iluminaron cuando vieron el carrusel. A pesar de la dureza de las experiencias que habían pasado, siendo traficadas, violadas y prostituidas en burdeles, es increíble la capacidad de superación y adaptación que tenían. El trauma psicológico por el que pasan es difícil de superar. Sin embargo, las organizaciones locales como PIAM Onlus les ayudó inmensamente.
Quintina Valero
Es una fotógrafa, documentalista y reportera gráfica de prensa, galardonada, que trabaja de forma independiente. Actualmente vive en Madrid y también tuvo su sede en Londres, desde 2001. Estudió fotoperiodismo en el London College of Communication en University of the Arts, después de trabajar en la carrera de finanzas, su primera formación profesional.
Tiene 10 años de experiencia desarrollando y produciendo historias fotográficas sobre derechos humanos y crisis humanitarias colaborando a menudo con ONG’s locales. Sus últimos proyectos sobre el tráfico sexual y el impacto del accidente nuclear de Chernóbil han recibido los premios internacionales the Lensculture Emerging Talents Award 2016 de Holanda, del Festival della Fotografia Etica: Documenting Humanity 2016, en Italia y el del concurso the Photo Press Contest Award 2017, en Ucrania.
También trabaja para diversos medios escritos, participa en el trabajo de apoyo social en algunas ONG’s y es colaboradora senior de la Fundación DICTA
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Diagramación: Diana Martín, Oswaldo Romero
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