La innovación y el método de crear

Por Patricia Serrano

Los progresos más asombrosos de la humanidad generalmente han resultado de inventos o procesos innovadores que llevan a un cambio de paradigmas, usos y costumbres. A veces se piensa que la innovación está reservada para algunas mentes brillantes, pero la creatividad que requiere la innovación es una condición que se desarrolla como cualquier talento, hay formas y métodos que nos conducen a todos a resultados innovadores. ¡Es cuestión de descubrirlo! Les damos una pista: el trabajo interdisciplinario es clave…

Los procesos innovadores deben cumplir con distintas etapas de realización y comprobación. Fuente foto: Pixabay.

Innovación

 e innovador son cualidades que producen cierta fascinación e interés inmediato. A veces lo innovador puede ser tan sorprendente y atractivo cuando las propuestas resultan en mejoras en las condiciones y la vida de las personas, o bien conflictivos y con reacciones de choque por lo que implica un gran cambio para algunos. Lo cierto es que las innovaciones en pocas ocasiones pueden dejarnos indiferentes.

En su sentido etimológico, la palabra innovación viene del latín innovatio- innovo-innovare, donde el prefijo “in” significa “hacia adentro o estar en” y “novus”, “nuevo”, que deriva en renovar o crear algo nuevo1. Precisamente, el crear algo nuevo con cierta periodicidad ha permitido que varias dimensiones de la vida evolucionen, además, llevando a una acumulación de conocimiento diverso y aplicado.

Por eso, la innovación y sus procesos pueden ser amplios, complejos y profundos, pueden darse en cualquier campo del desarrollo humano, y puede tener efectos más allá del ámbito original para el que fue concebida.

La innovación impacta vidas; no solamente la humana, la de otras especies y la del planeta.

…el proceso de creatividad debe comprender etapas de divergencia del pensamiento y de convergencia a posibles soluciones…

Al tener en cuenta esta complejidad implícita, se debe comprender que la innovación no es simplemente el resultado de un momento de gran inspiración creativa, aunque la creatividad y la inspiración si son componentes esenciales. El proceso innovador es exigente y metodológico para obtener los resultados esperados, e incluso que supere las expectativas. También, hay que subrayar que la innovación incentiva el trabajo interdisciplinario y una gran conexión con la diversidad de aportes.

Para entender el sentido de la innovación y los medios probados para alcanzar esa deseada categoría de innovador, contamos con las explicaciones y experiencias de dos especialistas en innovación, la Dra. María Camacho y el Dr. Carlos Serrano, ambos tienen una amplia trayectoria en el tema.

La innovación, un proceso creativo y aun más, de trabajo

Las causas que pueden impulsar una innovación son diversas, pero en varias ocasiones aluden a una necesidad específica o a la búsqueda de una solución.

En este caso, el proceso de innovación debe cumplir con unos criterios de desarrollo que señala Carlos Serrano, como son la “definición correcta del problema a resolver, la definición debe estar centrada en las necesidades del (los) usuario(s) (incluyendo los efectos en el medio ambiente), el procedimiento para maximizar la creatividad, la definición de la(s) solución(es) sostenibles del problema, implementación de la(s) solución(es) y verificación de la efectividad de la(s) solución(es). Si no es(son) efectiva(s), iterar nuevamente usando nueva información”.

Al ser conscientes de que la solución innovadora de un problema o una necesidad no se trata solamente de hacer algo creativo, además, debe ser óptimo para los usuarios que finalmente la evaluarán, exige tanto de la metodología descrita como de unos principios orientadores que le dan sentido al proceso. En esa medida, como lo advierte Carlos Serrano, la innovación responde a ciertas maneras de proceder en que “el proceso de creatividad debe comprender etapas de divergencia del pensamiento y de convergencia a posibles soluciones, preferiblemente mediante el empleo de prototipos puestos a disposición de los usuarios, como métodos de aprendizaje durante el proceso de innovación. Estas etapas son cíclicas”.

…para que un proceso de innovación sea valioso además de “estar centrado en las necesidades de los usuarios, debe tener un procedimiento que maximice la creatividad.

A pesar de las etapas con las que se debe cumplir, Carlos Serrano reitera que, para que un proceso de innovación sea valioso además de “estar centrado en las necesidades de los usuarios, debe tener un procedimiento que maximice la creatividad”.

La creatividad, entendida como la capacidad de invención, también cuenta con medios que contribuyen a cultivarla y potenciarla entre los responsables de lograr un resultado innovador. Uno de esos potenciadores es el trabajo en equipo donde se promueva la diversidad de pensamiento. Por esa razón, se señala la necesidad de un pensamiento divergente, pero con una convergencia en las soluciones. Por definición, la divergencia conlleva a la multiplicidad de formas de ver y entender una situación determinada, pero en el caso de la innovación, debe finalmente dar con una solución consensuada entre el equipo y los receptores de sus resultados para que sea realmente efectiva.

Como ya se ha mencionado, la innovación debe tener una utilidad verdadera para el propósito que fue concebida. Aún así, el espectro de los propósitos es muy amplio y muchas veces llega a ser desconocido, por lo mismo, en la naturaleza de las creaciones innovadoras está implícito el descubrimiento. Y en el campo del descubrimiento se sabe que hay muchas sorpresas.

Nos reencontramos con la sorpresa cuando vemos el surgimiento de un invento o un evento innovador que no lo habíamos considerado previamente y que solo se hace evidente cuando está ante nuestros ojos. Por lo tanto, Carlos Serrano considera que al reconocer algunos ejemplos importantes de innovación “no significa que haya muchos otros aún mejores”. Piensa en la internet, los computadores, la fotografía, la inteligencia artificial… Y va más allá al plantear que los sistemas sociopolíticos pueden ser innovados; por ejemplo, en la perspectiva de una “redefinición de la democracia”. Prácticamente cualquier dimensión de la vida es susceptible de afrontar un proceso innovador.

Un camino para la innovación con nombre propio: Design thinking

La propuesta brechtiana utiliza al teatro como un laboratorio

La interacción es esencial en el proceso de design thinking. Fuente imagen: Pixabay

Traducir con exactitud el término de design thinking puede resultar algo complicado, especialmente para que el concepto sea claro en su alcance real, pues no basta con hacer una traducción literal al español para que sea comprensible. María Camacho, experta en design thinking, lo explica más allá de ese significado literal: “El design thinking es un enfoque para abordar problemas complejos que se fundamenta en la teoría y práctica del diseño, del crear, de la creatividad. Se centra en entender y satisfacer necesidades humanas, desde una visión sistémica”.

Este enfoque de “pensamiento de diseño o por diseño” tiene un importante recorrido desde su concepción y aplicación como de los aportes dados por esta vertiente.

El design thinking es un enfoque para abordar problemas complejos que se fundamenta en la teoría y práctica del diseño, del crear, de la creatividad. Se centra en entender y satisfacer necesidades humanas, desde una visión sistémica.

Surgió en la década de 1950 en un proceso que fue sumando los principales conceptos que lo sustentan y, posteriormente, también se han aplicado y construido distintas instancias para su realización, entre las que se destacan alrededor del mundo los d-schools, los laboratorios vivientes y los design factories. Universidades de prestigio también se han vinculado a estos procesos como la Universidad de Stanford, que además es parte del epicentro innovador de Silicon Valley2.

Los living labs o laboratorios vivientes orientados a la innovación para las necesidades de los individuos, nacen en Helsinki en el 2005 bajo la presidencia finlandesa de la Unión Europea, y se conciben como la versión europea del design thinking. Los d.schools, o institutos de diseño, por su parte, responden a una formalización académica del design thinking, y en ello han sido protagonistas la Universidad de Stanford, el Instituto de Hasso Plattner de la Universidad de Potsdam, Alemania, y Aalto Design Factory de la Universidad Aalto de Finlandia. Desde el 2013, en Chile, se encuentra el DUOC Design Factory UC, que ha adoptado las directrices del Aalto Design Factory finlandés3. Estos espacios también llegan a la geografía asiática en China, Corea del Sur, Japón, entre otros países, hasta Oceanía donde resalta el Swinburne Design Factory en Melbourne, Australia. Así, son varios los institutos y laboratorios que están en los cinco continentes, y que forman parte de la red global “Design Factory Global Network”, que trabaja de forma colaborativa y con principios comunes para la solución de problemas por medio de la creatividad y la innovación4.

El design thinking permite crear e implementar experiencias significativas y novedosas para las personas, añadiendo a la vez valor a las empresas sociales y mercantiles, a los gobiernos y a la sociedad en general.

En la diversidad de estas instancias priman los planteamientos centrales del design thinking, como lo señala María Camacho quien conoce de forma directa estos procesos: “El design thinking permite crear e implementar experiencias significativas y novedosas para las personas, añadiendo a la vez valor a las empresas sociales y mercantiles, a los gobiernos y a la sociedad en general. Sobresale hoy día como una aproximación ideal para la innovación, pues provee modos de pensar y actuar, métodos y procesos que permiten enfrentar con éxito el contexto altamente incierto y complejo en el que vivimos”.

La importancia de la interdisciplina en el design thinking

La propuesta brechtiana utiliza al teatro como un laboratorio

La diversidad de las personas, géneros, etnias, edades se suma a la importancia de la interdisciplinariedad de los equipos de design thinking. Fuente foto: Pixabay

Si parte de las características del design thinking se producen por el trabajo en equipo, de forma tanto natural como concertada, también responden a un sentido interdisciplinario. Esto tiene un gran fundamento para los procesos creativos e innovadores de acuerdo con María Camacho: “El trabajo en equipos, además interdisciplinarios, es uno de los principios del design thinking. Una razón es que los problemas complejos requieren ser abordados desde diversos puntos de vista por su naturaleza sistémica. También, el encuentro de diversas personalidades y formas de pensar enriquece las ideas”.

El trabajo en equipos, además interdisciplinarios, es uno de los principios del design thinking.

Y es preciso aclarar que el principio apunta a la interdisciplina más que a la multidisciplina, aunque muchas veces puede entenderse más como un tecnicismo como lo explica María Camacho, pero en la práctica eventualmente podría contradecir ese espíritu de interacción real y profunda que pide el design thinking. La Dra. Camacho aclara al respecto que “es útil la diferencia que nos presenta Tim Brown, uno de los más célebres autores y practicantes del design thinking. Brown dice que un equipo interdisciplinario es uno en el que varias disciplinas trabajan de manera armónica por un mismo fin, entendiendo que el valor del resultado depende del aporte de todos. Mientras que, en un equipo multidisciplinario, los miembros del equipo actúan como defensores de sus puntos de vista particulares, comprometiendo el potencial de un resultado común enriquecido”.

Pero además, el design thinking va más allá, al profundizar en la importancia de la diversidad de enfoques, conocimientos y experiencias para el trabajo de innovación. Es muy sensible en cuanto a la importancia que tienen las personas con sus distintos perfiles que componen estos equipos.

La propuesta brechtiana utiliza al teatro como un laboratorio

Es necesaria y más efectiva la comunicación entre las personas para tener resultados innovadores. Fuente imagen: Pixabay.

Así lo expone María Camacho: “Varios estudios demuestran cómo un alto nivel de diversidad resulta en un equipo de alto desempeño. Se busca que la diversidad no solo sea disciplinaria, sino también de género, cultural, de edades y sobre todo, de tipo de personalidad. Los estudios sobre el valor de juntar personas con diversos tipos de personalidad en equipos de trabajo se basan en la teoría del psicólogo Carl Jung, quien determinó que todos nos enmarcamos en alguno de los ocho tipos de personalidad que él definió. Adicionalmente, estudios de la Universidad de Stanford han determinado que es esencial para todo equipo de trabajo contar con al menos una persona de personalidad tipo “sentimiento-extrovertido”, pues estas personas tienen una alta capacidad de empatía y actúan con base en sentimientos de empatía. Así, estas personas buscan conectarse con los sentimientos de los demás, irradian positivismo y ayudan a mantener la armonía en el grupo. Esta es una función sumamente importante en un grupo donde precisamente por la diversidad de pensamiento de los integrantes, hay una tendencia a no estar de acuerdo”.

Varios estudios demuestran cómo un alto nivel de diversidad resulta en un equipo de alto desempeño. Se busca que la diversidad no solo sea disciplinaria, sino también de género, cultural, de edades y sobre todo, de tipo de personalidad.

Tanto la innovación como el enfoque de trabajo basado en el design thinking, resaltan fuertemente valores humanos que llevan a constituir no solo ámbitos con una gran energía creativa, sino también, son ejemplos de un esfuerzo de comunicación, respeto, inclusión e interacción para que esa creatividad fluya en el propio equipo hacia el ambiente, los beneficiarios del proceso y sus contextos.

Por consiguiente, es posible que una innovación sea ampliamente aceptada si ha podido cumplir no solo con las expectativas de sus creadores, sino también, con las necesidades de sus receptores. Así, como eventualmente puede producir una reacción de choque y disgusto, si en el proceso no fueron escuchadas las diversas voces y sus experiencias, si no hubo ese sentimiento de empatía para entender lo que realmente se está buscando y poder interpretarlo acertadamente con el resultado innovador.

Citas, fuentes de consulta y referencias

1. http://etimologias.dechile.net/?innovacio.n
2 y 3. Hille, V. Camacho M.(2015). 101 claves para la innovación. Paris.est.d.School.
4.
Design Factory Global Network: https://dfgn.org/
Duoc Design Factory:
https://www.duoc.cl/designfactory/index.html

Autores referentes

María Camacho, Ph.D., es Directora del Programa en Innovación y Diseño de la Universidad Tecnológica de Swinburne en Melbourne, Australia. Su investigación se centra en el design thinking y el papel estratégico del diseño dentro de las organizaciones.  También en estas áreas María tiene una amplia experiencia en la industria y la academia.

Carlos Serrano es Ph.D., en Ingeniería Química de la Universidad de Notre Dame, USA. Trabajó como Director de Investigación y Desarrollo de la multinacional Carvajal S.A., de Colombia. Igualmente desarrolla su faceta artística desde hace varios años, dedicándose a la pintura, especialmente la acuarela. Realizó una exposición conjunta en Melbourne, donde presentó los rostros de aborígenes australianos y de afrodescendientes.

Ambos investigadores co-establecieron una colaboración internacional galardonada con la Universidad de Stanford y fueron co-fundadores de la Red Sugar Internacional para el desarrollo de proyectos educativos en design thinking, que permite a los estudiantes y ejecutivos de la industria colombiana tener oportunidades educativas que cambian sus vidas.

Patricia Serrano

Estudió Ciencia Política con Especialización en Negociación y Relaciones Internacionales de la Universidad de los Andes de Colombia. Igualmente se graduó del Magíster en Relaciones Internacionales Europa-América Latina en la Universidad de Bologna, Italia. Gran parte de su desarrollo profesional lo ha dedicado al área de las comunicaciones, escribiendo diversos artículos sobre economía, política y otros temas para medios en Colombia, principalmente. En los años 2000- 2002, fue colaboradora de CNN en Español en Atlanta, Estados Unidos. Fundó una publicación periodística sobre temas internacionales, “Enfoque Mundial”, en el 2002-2004. Paralelamente ha sido analista político en centros de estudios e investigación en Colombia, donde se publicaron documentos sobre la política de Brasil. Además ha trabajado en comunicación interna y de medios en Colombia, Argentina y Chile. Actualmente, es colaboradora de DICTA.

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Diagramación: Paulo González

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