¿Fue Élisée Reclus un “sabio” como von
Humboldt o Kant?

Autores: Alejandro Sánchez¹, Diego Mellado² e Ignacio Arce³.

1. Departamento Ingeniería en Minas, USACH.

2. Instituto de Estudios Avanzados, USACH; Grupo de Estudios José Domingo Gómez Rojas.

3. Grupo de Estudios José Domingo Gómez Rojas.

Usualmente asociamos el término “sabio” a grandes figuras de la historia; sin embargo, aquí presentamos a un “geógrafo” en general desconocido, pero que refiriéndonos a él solamente por una disciplina, no haríamos justicia de su trabajo, vocación ni legado. Hablamos de Élisée Reclus (1830-1905) con el propósito de describir su perspectiva interdisciplinaria, mediante la revisión de parte de sus trabajos y los campos de conocimiento que emplea para su realización, desde geografía física hasta humanidades; considerando su adelantado pensamiento ecológico, sus posturas éticas y políticas; y cómo ha influido notablemente las ciencias y los pueblos. Sin duda, un sabio.

Edición: Equipo Editorial Interdisciplinaria, Diagramación: Pilar Trillo, ¹”Nota biográfica al final del artículo”.

 El idioma original en que está escrito este artículo es español. Mencionamos esto para considerar al utilizar la traducción automática que puede generar algunos errores. 

 

Introducción

 

 

    Leer a Élisée Reclus (1830-1905) significa explorar en un torrente de ideas, sentimientos y paisajes que cambian de manera definitiva nuestra percepción del mundo. Sus textos no solo enseñan acerca de la geografía y los paisajes naturales, sino que también nos desafían a pensar en nuestra relación con el territorio, con el resto de la humanidad y la naturaleza. Al leerle, uno puede sentir la energía de un pensamiento que no se satisface únicamente con la investigación científica, además desea conocer integralmente y transformar la realidad en la que vivimos.

  La historia de la ciencia ha sido una historia de aventura y exploración, en la que los más grandes han emergido por el hecho de trascender el horizonte de la especialización disciplinaria. La palabra “sabio”, con la que asociamos a personajes como Leonardo Da Vinci, Alexander von Humboldt, Alexandra David-Néel, Isabella Bird, Charles Darwin, entre otros, se usa solo para esos personajes cuyos logros cruzan los límites más heterogéneos de la cognición y revelan una conciencia detrás de ellos de la totalidad de los esfuerzos y sus interconexiones. Élisée Reclus es, por lo tanto, uno de los sabios de la interdisciplinariedad y, quizás, un pionero de la transdisciplinariedad.

     Geógrafo, anarquista y escritor, Reclus no sólo mapeó la tierra y sus océanos con severa disciplina, sino que también escribió de manera apasionada sobre la igualdad social y la conservación del planeta. Como un intelectual genuinamente interdisciplinario, es más un filósofo clásico del cual ningún campo académico puede hacer una reivindicación completa. Es por ello que el propósito de este artículo es describir la perspectiva interdisciplinaria de Elisée Reclus a través de la revisión de sus principales trabajos y los distintos campos de conocimiento que emplea para su realización, dando cuenta de cómo su legado científico y social perdura hasta nuestros días y de aquellos aspectos todavía por conocer mejor o descubrir.

Figura Nº 1. Retrato de Elisée Reclus por Nadar, de 1889. Tomado de Ferretti, F. 2009
(Storicamente, vol. 5 . DOI: 10.1473/stor23)

   Coincidimos, los autores de este artículo, en que al leer la obra de Reclus nos impresiona su “vocación de entregar”. Ésta la vemos reflejada no solamente en los contenidos que enseña, sino que además, y muy importante, en el enfoque con que entrega esos coocimientos: con una perspectiva histórica de la humanidad y con una postura ética que se impone, para así redactar desde su pensamiento reflexivo, crítico y propositivo del mundo que le rodea.

    Nos parece que este “enfoque” es una postura que Reclus madura desde su núcleo familiar, pasando por sus estudios de geografía, que luego expande a conocer sobre las demás ciencias naturales y sociales, así como por los distintos viajes que emprendió hacia regiones de África, América y Asia. Creemos que el comprender y divulgar fue parte importante de su experiencia de vida. Abordamos esta diversidad disciplinar de Reclus con ciertos aspectos ilustrativos de su biografía.

“Geógrafo, anarquista y escritor, Reclus no sólo mapeó la tierra y sus océanos con severa disciplina, sino que también escribió de manera apasionada sobre la igualdad social y la conservación del planeta. Como un intelectual genuinamente interdisciplinario, es más un filósofo clásico del cual ningún campo académico puede hacer una reivindicación completa.”

El pensamiento de Elisée Reclus: integración de lo humano con la naturaleza en el siglo XIX

 

 

   Reclus nació en una familia protestante, de donde obtuvo valores que marcaron su vida. Entre ellos, posiblemente, se instaló el valor de la independencia de pensamiento. Gracias a sus estudios en Alemania, a temprana edad comparte con niños que hablan inglés y holandés, lo que le hizo ser fácil aprendiz de idiomas. Después tuvo estudios incompletos de teología; pero luego tomó cursos de geografía en Berlín, entre otros con Carl Ritter, uno de los grandes referentes de la disciplina.

  Toda esa formación él la “mezcla” en sus obras, donde apreciamos, además, innumerables alusiones a conocimientos de las ciencias naturales y sociales. Fue, quizá, para él una necesidad el interiorizarse en distintos temas del planeta que atañen a la red de la vida, ya que él veía que los distintos agentes se interrelacionan en el medio natural. Tuvo, a nuestro juicio, un pensamiento ecológico, donde ningún agente de la naturaleza ha de estar por sobre otro, para mantener un equilibrio. Ese pensamiento es consecuente con sus posturas políticas, en que no debía haber “explotación del hombre por el hombre”, al contrario, la humanidad ha de vivir en libertad como premisa básica.

     Este pensamiento integrado de distintas ciencias lo intentaremos desglosar por hitos disciplinares, pasando desde su formación como geógrafo, a sus inquietudes como naturalista y humanista.

“Toda esa formación él la “mezcla” en sus obras, donde apreciamos, además, innumerables alusiones a conocimientos de las ciencias naturales y sociales. Fue, quizá, para él una necesidad el interiorizarse en distintos temas del planeta que atañen a la red de la vida, ya que él veía que los distintos agentes se interrelacionan en el medio natural.”

El geógrafo

 

 

     En la historia de la ciencia Élisée Reclus figura como geógrafo; como tal, publicó La Tierra, su primera obra importante en geografía y publicada en dos volúmenes entre 1868 y 1869, que lo hizo conocido en la disciplina en una época romántica, en que los hitos geográficos se iban descubriendo y “conquistando”. Tal obra se nutre de su formación como geógrafo, que reúne una mezcla de estudios académicos influenciados por Carl Ritter, autoaprendizaje y experiencias personales como viajero y explorador del mundo, lo que le permitió hacer tempranamente trabajos para la editorial francesa Hachette, que le pedía levantar información en determinados territorios en un contexto de auge de la exploración científica promovida por el avance global de las potencias imperiales y la consolidación de los Estados Modernos.

    Así Reclus viaja haciendo trabajo de geógrafo y explorador. A partir de su obra La Tierra -la cual es una de las principales contribuciones al campo de la geografía del siglo XIX-, adquiere notoriedad por el acceso y la divulgación científica de los hallazgos geográficos del momento, mediante el empleo de un lenguaje claro y asequible para el público en general, marcando un hito en la divulgación científica, con su enfoque integral más allá de la descripción del espacio, donde convergen aspectos humanos y naturales en su comprensión. También impulsó un proceso de innovación en la representación espacial, al incluir una serie detallada y actualizada de colecciones cartográficas acompañadas de descripciones minuciosas de formaciones naturales. En conjunto, y sumado a su compromiso social y político, La Tierra es una de las piedras angulares de su vasta producción literaria, como lo será con posterioridad la Nueva Geografía Universal (1876-1894) y El Hombre y La Tierra (1916), obras que no solo destacan por su impresionante extensión, sino también por la profundidad con la que Reclus describe los diferentes ambientes en los que la humanidad ha prosperado a lo largo de los evos.

Figura Nº2. Parte de la extensa y voluminosa obra de Reclus.
Tomado de: https://sanchoetcompagnie.fr/film/elisee-reclus-la-passion-du-monde/

    De esta manera, las vastas obras realizadas por nuestro autor no solo lo consolidaron como una figura central en la geografía moderna del último cuarto del siglo XIX, sino que también reflejaron su capacidad única de integrar experiencias personales, reflexiones científicas y cavilaciones políticas en una visión integrativa y generativa del espacio. Su enfoque se adelantó más de medio siglo a las preocupaciones del materialismo histórico sobre cuestiones espaciales y ecológicas, reafirmando su lugar como pionero en la geografía social. Al mismo tiempo, sus aportes a la geografía física, reconocidos por la geografía contemporánea, continúan siendo testimonio de su influencia como un autor capaz de unir conocimiento interdisciplinario con un compromiso humano profundamente innovador para su tiempo.

El naturalista

 

 

    En el siglo XIX hubo personas que se trataron como “naturalistas”, o “sabios”, como von Humboldt, Kant o Darwin; en Chile se contrató a Claudio Gay y Rudolph Phillipi como tales. Eran personas que abarcaban distintos conocimientos de las ciencias naturales: botánica,
zoología y geología; los “tres reinos” que se consideraba entonces constituían toda la naturaleza. En esa época, las ciencias estaban comenzando a especializarse, por lo que estos sabios podían abarcar múltiples disciplinas y aprendían, además, otras artes y saberes, como
astronomía, química, pintura, etc. Basta ver la Historia de una Montaña (1880), para darse cuenta que Reclus está al día en vastos conocimientos de botánica, zoología y geología (incluyendo mineralogía, petrografía, geomorfología, procesos erosivos, entre otros), además de paleontología, climatología y relaciones entre estos campos. En su narración, él demuestra conocer las hipótesis propias de cada disciplina, e incluso se inclina por algunas ideas.

Figura Nº 3. Imagen de una grieta glaciar, parte de la serie de figuras contenidas en la obra original “Historia de una montaña”, realizadas por el ilustrador León Bennet.

“Basta ver la Historia de una Montaña (1880), para darse cuenta que Reclus está al día en vastos conocimientos de botánica, zoología y geología (incluyendo mineralogía, petrografía, geomorfología, procesos erosivos, entre otros),
además de paleontología, climatología y  relaciones entre estos campos. En su narración, él demuestra conocer las hipótesis propias de  cada disciplina, e incluso se inclina por algunas ideas.”

      No obstante, como se ha dicho, en la historia de la ciencia Elisée Reclus figura como geógrafo; pero, bien él pudo haberse llamado naturalista. ¿Por qué, entonces, se restringió como geógrafo? Quizá él no pretendía aumentar el conocimiento de las distintas disciplinas, pero sí se preocupaba de comprenderlas, e intentar darles sentido como un todo; un todo que incluye la participación de la humanidad. Es considerando esta participación donde hace estudios con los habitantes del territorio, dándole un carácter transdisciplinario a su sistema de levantar conocimientos.

      Consideramos que su obra que refleja esta visión de la geografía es la Nueva Geografía Universal : en 19 volúmenes habla de distintos territorios del orbe con esta mirada. Un extracto de su “advertencia”, en el primer volumen, ilustra el espíritu con que lo escribió:

    “Antes de reproducir las palabras, siempre presté atención de haberme hecho una idea exacta; hice revivir la naturaleza alrededor mío. Pero, la misma naturaleza constantemente cambia con los hombres que ésta alimenta.(…) La geografía convencional, que consiste en citar longitudes y latitudes, en enumerar ciudades, poblados, divisiones políticas y administrativas, solo tendrá un lugar secundario en mi trabajo (…) Lejos de reemplazar un atlas, mis mapas no hacen más que comentarlos, explicar el sentido íntimo relativo a los fenómenos de la naturaleza y a los sucesos de la historia”

El humanista

 

 

    Reclus se distanció de la corriente purista de la geografía que aborda solamente el relieve, también de quienes, aunque consideraban otros aspectos naturales en sus mapas, se preocupaban de precisar sus límites o de entregar información en cifras. Reclus estuvo entre quienes empujaron a la geografía a considerar todas las dimensiones posibles de la naturaleza, incluyendo la historia de la humanidad. El libro Historia de una montaña, por ejemplo, dedica algunos capítulos en mostrar lo importante que han sido las cumbres en distintas religiones, incluyendo la de los antiguos griegos con su monte Olimpo; o en determinadas migraciones, cómo la cultura de los migrantes se trasvasijaba de una montaña a otra. Pero es en El hombre y la tierra donde esta vocación la desarrolló plenamente. La historia de los distintos pueblos fue para él “la geografía en el tiempo”, por ello en los viajes que pudo realizar, ya por su cuenta, ya por trabajo, se preocupó de conocer la historia de los pueblos locales, su situación política, la variedad de habitantes: se convirtió en historiador, sociólogo y etnógrafo por vocación y en la práctica.

 

 

Figura Nº 4. Frontispicio de su obra El Hombre y La Tierra. Para la elaboración de los seis volúmenes de “L’Homme et la Terre”, Élisée Reclus contó con las ilustraciones del artista checo František Kupka. Tomada de: Élisée Reclus, “L’Homme et la Terre” (Paris: Livraire Universell,1905).

      En cierta medida, la inquietud de Reclus por el devenir de la sociedad en su conjunto se relaciona con distintos sucesos que marcaron la historia política y revolucionaria de Europa. Tras la denominada “Revolución del 48”, que se extendió por el continente, redacta el primer texto en el que expondrá su perspectiva sobre los horizontes emancipatorios que vislumbra para la humanidad. En Desenvolvimiento de la libertad en el mundo, escrito en otoño de 1851, señalará que “no basta emancipar a cada nación de la tutela de sus reyes, es preciso además libertarla de la supremacía de otras naciones, es necesario abolir esos límites, esas fronteras que hacen enemigos a hombres que, sin embargo, simpatizan”.

    Esta temprana tendencia de Reclus hacen de él un “anarquista espontáneo”, como lo describió Max Nettlau, uno de sus biógrafos. Su amistad con teóricos y revolucionarios como Mijaíl Bakunin y Piotr Kropotkin -de quienes editó Dios y el Estado (1882) y Palabras de un rebelde (1885), respectivamente-, acentuaron este compromiso social, que además compartía con su hermano, el etnólogo Élie Reclus. Así, fue en la Comuna de París, acontecida entre marzo y mayo de 1871, cuando la realización de los ideales sociales llevó al geógrafo a tomar posición en defensa del proyecto comunero. Aquella participación le significó  caer en prisión durante un año, siendo casi deportado a Nueva Caledonia. Sin embargo, la acción de la comunidad científica internacional, logró conmutar dicha pena por deportación simple, siendo exiliado de Francia durante diez años.

“La historia de los distintos pueblos fue para él “la geografía en el tiempo”, por ello en los viajes que pudo realizar, ya por su cuenta, ya por trabajo, se preocupó de conocer la historia de los pueblos locales, su situación política, la variedad de habitantes: se convirtió en  historiador,sociólogo y etnógrafo por vocación y en la práctica.”

     La obra que condensó el pensamiento humanista y la filosofía de Reclus sobre el devenir histórico y social se tituló Evolución y revolución, nacida de una conferencia que dictó en 1880. En ella, perfila el horizonte de su imaginación emancipadora, en la que se aúnan el razonamiento científico y el ímpetu revolucionario:

  “Llegará un día en que la evolución y la revolución se sucederán inmediatamente, del deseo al hecho, de la idea a la realización; todo se confundirá en un mismo fenómeno. Así es como funciona la vida en un organismo sano, lo mismo  en el de un hombre que en el de un mundo”.

Su influencia y vigencia

 

 

    Ya repasamos las áreas del conocimiento que Reclús abarcó en algunas de sus obras más célebres. Sin duda éstas marcaron un referente para la época, siendo integradas en la academia y aún hoy se estudian para comprender las corrientes de pensamiento que empujaron el desarrollo de las ciencias en occidente. Pero además de esos trabajos “académicos”, nuestro autor escribió obras de divulgación, tanto de sus concepciones de la geografía, como de su 
pensamiento político.

    A pesar de su monumental obra, los trabajos por las que más se conoce a Reclus son La Historia de un arroyo y La Historia de una montaña, publicaciones breves y que fueron parte de la Biblioteca Recreación y Educación de la editorial Hetzel y que contaron con traducciones a distintos idiomas, ampliando el alcance del pensamiento Reclus hacia un público general gracias al uso de un lenguaje bello y sencillo, que a la vez no escatima en detalles científicos para enriquecer sus reflexiones. Estas obras continúan circulando entre conocedores y curiosos sobre las dinámicas terrestres, siendo referencias vigentes para viajeros y excursionistas.

    Pero además de sus obras, los escritos de Eliseo Reclus circularon en revistas, folletos y periódicos. Escribió textos breves que fueron ampliamente difundidos, como “A mi hermano el campesino”, redactado paralelamente a la Historia de una montaña. En la prensa obrera, en especial la de cuño ácrata, era común encontrar sus escritos, fragmentos en algunos casos, de su copiosa producción intelectual. Chile no estuvo fuera del radio de influencia. Rastreando en los albores del siglo XX, Reclus aparece desde Iquique a Punta Arenas: tanto en El Sembrador, semanario de sociología y crítica publicado en Iquique y Valparaíso, como en El Trabajo, órgano de la Federación Obrera de Magallanes, se incluían textos del insigne geógrafo. También influyó en los círculos naturistas (imbricados, ciertamente, con los anarquistas). En 1904, por ejemplo, una revista llamada Luz, publicó tres números. Los responsables detrás de esta publicación formaban parte del Hogar Harmonista “Eliseo Reclus”, ubicado en Concepción.

    La influencia de Reclus trascendió los círculos científicos. Se trató, más bien, de un influjo transversal, cuyo registro es amplio y diverso. Prueba de ello la podemos encontrar en la geografía de Chile, donde hacia el final de los Andes Patagónicos, se encuentra un volcán de nombre “Reclus”. El primer registro data de 1879, cuando los tripulantes de la corbeta británica Alert observaron un fenómeno eruptivo en la zona andina, denominando a este volcán con el nombre del geógrafo. Dos décadas más tarde, nuevas exploraciones confundieron esta actividad volcánica, atribuyéndola al cerro “Mano del Diablo”. En 1987, se comprobó la existencia del cráter en el volcán “Reclus”, restituyéndose las investigaciones geológicas sobre su comportamiento. Este volcán, que colinda con el glaciar “Amalia”, es un auténtico centro de emisión de rocas volcánicas, catalogado por el Servicio Nacional de Geología y Minería (2023) con riesgo específico moderado. Por otro lado, la poeta Gabriela Mistral reconoció que tomó el nombre “Mistral” por los vientos mediterráneos de Francia descritos por Reclus. Como es sabido, ella promovía métodos de educación muy en la línea de lo que proponía Reclus: educación fuera del aula, en contacto con la naturaleza.  

Cierre

 

 

  Los autores de este artículo nos convocamos para escribirlo desde distintas formaciones disciplinares (filosofía, geografía y geología), de modo colaborativo y deliberativo. Quizá el ejercicio nos fue necesario para poder acercarnos a lo que nuestro autor nos puso como ejemplo, y, sin duda, fue un paso más para superar los marcos disciplinares que parecen cada vez más estrechos en comparación a décadas pasadas. Pensamos que este ejercicio es una práctica de lo que debiera darse en la academia y en la sociedad, volviendo a cruzar disciplinas que el avance del conocimiento ha separado, pero que, al igual que nuestro autor, creemos que debemos ver como partes de un todo, en equilibrio, diálogo y transformación constante.

     La obra que nos legó Élisée Reclus abarca amplios conocimientos de ciencias natura- les, historia, etnografía; tales no los estudió por aumentar las ciencias de la época, sino que para la humanidad pueda tener un pasar más justo, sin distinciones entre “dueños” y “campesinos”, del mismo modo que buscaba que la relación de la humanidad con su entorno natural se base en el conocimiento de la naturaleza, para evitar problemas causados por un actuar desequilibrado de la humanidad sobre su entorno. Así, nos parece que su enfoque interdisciplinario, además de extenso, lo abordó con un enfoque de equilibrio -o justicia- y con vastos estudios en terreno, lo que lo diferencia de otros sabios, quienes sus conocimientos los cultivaron en bibliotecas; o que trabajaron como apoyo a la expansión de imperios o gobiernos. Quizá por lo mismo, pese a que sus publicaciones causaron impacto en las ciencias de fines del siglo XIX, su obra fue perdiendo importancia en la academia. No obstante, su legado de divulgación no ha dejado de leerse, especialmente sus Historia de un arroyo e Historia de una montaña y, por otro lado, se ha revitalizado el enfoque integrado de ciencias naturales y humanidades -quizá por necesidad de urgencia- en este siglo XXI, donde han surgido estudios de sus obras académicas junto a reediciones de sus diversos libros, de los cuales, seguramente, quedan muchas lecciones que sacar en limpio.

    En particular, existen varios tópicos que nos instan a meditar y conocer las reflexiones e investigaciones de Élisée Reclus, por ejemplo, su visión crítica sobre las fronteras políticas y la presión que los Estados ejercen sobre ellas, como también sobre otras naciones; su percepción sobre la relación entre humanos y animales, expresado en una ética vegetariana que cultivó hasta sus últimos días; el rol transformador de la educación basada en la ciencia y en la observación, proyectado desde un enfoque emancipador y solidario, basado en redes de colaboración, las que, por cierto, puso en práctica al momento de componer sus obras; y, especialmente, lo que hoy en día llamaríamos “protoecologismo” y que, en su momento, era referenciado por Élisée Reclus como una mirada profunda sobre la “economía general de la Tierra” y la relación de la sociedad humana con el medio natural, el “saber mesológico” en cuya perspectiva los vínculos de correspondencia y reciprocidad entre naturaleza y humanidad fundamentaban la superación de la separación que ha sostenido la catástrofe impulsada por la depredación del capitalismo moderno, dando paso a una idea de progreso.

“La obra que nos legó Élisée Reclus abarca amplios conocimientos de ciencias naturales, historia, etnografía; tales no los estudió por aumentar las ciencias de la época, sino que para la humanidad pueda tener un pasar más justo, sin distinciones entre “dueños” y “campesinos”, del mismo modo que buscaba que la relación de la humanidad con su entorno natural se base en el conocimiento de la naturaleza, para evitar problemas causados por un actuar desequilibrado de la humanidad sobre su entorno.”

Isotipo Interdisciplinaria

Referencias obras de Élisée Reclus citadas:

 

1851. Desenvolvimiento de la libertad en el mundo. Publicado en castellano en: La Protesta (Buenos Aires), n°195, 1925.
1869. Histoire d’un ruisseau. ed. Hetzel, Paris. En castellano: Historia de un arroyo. José J. de Olañeta, Ed., Palma de Mallorca, 2008.
1876-1894. Nouvelle géographie universelle. La Terre et les hommes. 19 Vols. ed. Hachette, Paris.
1880. Histoire d’une Montagne. ed. Hetzel, Paris. En castellano: Historia de una montaña. Nadar Ediciones, Santiago de Chile, 2024.
1880. Evolución y revolución. La Révolte, Paris.
1905-1908 (póstumo). L’Homme et la Terre. Librairie Universelle, Paris. En castellano: El Hombre y la Tierra. Escuela Moderna, Barcelona, 1906-1909.

Referencias

 

Bedos, P.. 1998. La vie d’un “doux entêté de vertu”. Itineraire, No. 14, p.4-14. Chelles, France. Calderón, A. (antologador). 2017. Antología poética de Gabriela Mistral. Ed. Universitaria, Santiago de Chile.
Harambour, S. M. . 1988. Sobre el hallazgo del mitico volcan Reclus, ex Mano del Diablo, Hielo Patagónico Sur, Magallanes, Chile. Revista Geológica de Chile, n° 15, vol. 2, pp. 173-179. 
Mellado Gómez, D. 2024, “Chili”. En: P. Couteau, N. Eprendre, F. Ferretti, P. Pelletier (eds.), Elisée Reclus, les 101 mots. Presses du Réel, Dijon, pp. 66-70.
Nettlau, M. 1929. Eliseo Reclus. La vida de un sabio justo y rebelde, 2 vols. Publicaciones de “La Revista Blanca”, Barcelona.
Olwig, K. R. 1980. Historical geography and the society/nature “problematic”: the perspective of J. F. Schouw, G. P. Marsh and E. Reclus. Journal of Historical Geography, vol. 6, pp. 29-45.
Quesada Monge, R. 2015. Eliseo Reclus. Geógrafo anarquista. Ed. Eleuterio, Santiago de Chile.
Sarrazin, H. 1998. Du protestantisme à l’anarchisme. Itineraire, No. 14, p.21-25. Chelles, France.
Sernageomin. 2023. Ranking de riesgo específico de volcanes activos de Chile. https://rnvv.sernageomin.cl/que-es-ranking-de-riesgo/

Alejandro Sánchez Valenzuela

Es doctor en ciencias, mención geología; profesor media jornada (Usach); y el escritor Sancho Recabarren. Ha coordinado el grupo de educación de la Sociedad Geológica de Chile. Desde la geología ha abordado estudios de la naturaleza y aportes de ésta a la cultura, con un eje de patrimonio cultural. Ha publicado dos libros inspirados en Élisée Reclus y traducido una de sus obras. En el último proceso conoció a los coautores de este trabajo, Diego Mellado, filósofo, doctor en estudios americanos (Usach); e Ignacio Arce, geógrafo, magíster en urbanismo y candidato a doctor en territorio, espacio y sociedad (U.Chile).

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