Excavar el pasado para descifrarnos como humanidad, el trabajo de una arqueóloga
Por: Revista Interdisciplinaria DICTA*
Fuente imagen: Florencia Debandi. La arqueóloga Florencia Debandi exhibe un “alare” que es un sostenedor de ollas para colocar sobre el fuego.
L
a arqueología y quienes se dedican a ella, representan un trabajo con un cierto sentido mítico por su fuerza simbólica y su unión con la Antigüedad. Además, la arqueología es una ciencia de las humanidades profundamente interdisciplinaria. Su propósito de descubrir, reconstruir, y hacer una lectura de la historia humana desde sus inicios y a partir de las “evidencias materiales”, exige una intersección de disciplinas que, por sí solas, no abarcaría la complejidad de descifrar las diversas piezas que constituyeron la vida de pueblos y civilizaciones que nos antecedieron hace miles de años. La arqueología, igualmente, exige no sólo un compromiso intelectual, sino también, físico en el trabajo de campo. Es una labor demandante y fascinante al mismo tiempo, y que es esencial para entendernos hoy en día por medio de la historia y la evolución de nuestras organizaciones sociales de pequeña a gran escala y nuestras creaciones como especie.
Para conocer una parte del trabajo arqueológico, entrevistamos a Florencia Inés Debandi, doctorada en Arqueología de la Universidad de Bologna, Italia, quien nos cuenta sobre la trayectoría que la condujo a este campo del conocimiento y nos explica con detalle su área de especialización. Su práctica nos permite entrar en la vida, la visión y el significado de dedicarse a la arqueología, especialmente nos muestra su alcance interdisciplinario.
Revista Interdisciplinaria DICTA:
Florencia, empecemos hablando un poco sobre ti, pues has tenido un recorrido interdisciplinario en el área de las humanidades al ser licenciada en literatura moderna, después seguiste un estudio en relaciones internacionales y posteriormente avanzaste en el campo de la arqueología. ¿Qué te ha impulsado a explorar todos estas áreas del conocimiento? ¿Y por qué te decidiste por la arqueología?
Florencia Debandi responde:
Es cierto que a simple vista parecen experiencias inconexas, sin embargo, el hilo conductor siempre ha sido la cultura. Mi primera formación en Letras, en la Universidad Católica de Caracas, me brindó una base muy sólida de conocimientos en cultura e historia clásica, que, sin saberlo entonces, fue fundamental a lo largo de toda mi vida.
Luego el Máster en Relaciones Internacionales, que inicié en Buenos Aires y culminé en Bologna, me permitió trabajar e instalarme en Italia. Allí participé de varios proyectos entre América Latina y Europa vinculados a la educación y la cultura, entre ellos la educación digital (e-learning) y el desarrollo de la sociedad de la información, temas que hoy resultan conocidos pero que en ese entonces estaban recién arrancando.
A partir de mi instalación en Bologna, empecé a conocer sitios arqueológicos en distintas ciudades, así como museos. En Italia en cada rincón podemos encontrar una historia milenaria. Poco a poco empecé a fascinarme con ello y a interesarme en los períodos más antiguos. En un momento, las lecturas y autoformación no me alcanzaron y decidí formalizar mis conocimientos estudiando primero una maestría y finalmente concluyendo un doctorado en arqueología.
Para reconstruir las formas de vida cotidiana y las actividades de subsistencia que se desarrollaban en el pasado, no basta combinar la investigación bibliográfica con el trabajo de campo, es necesario implementar una estrategia interdisciplinaria, donde la riqueza del dato arqueológico proviene del diálogo continuo entre nuevas disciplinas y nuevos conocimientos, que nos permiten abordar el análisis de contextos y documentos arqueológicos con una visión más amplia e interactiva.
RID:
¿Has visto aspectos en común en las áreas que has estudiado, la literatura, las relaciones internacionales y la arqueología? ¿Y qué hay de diferente entre estas más allá de lo evidente de sus objetos de estudio?
Florencia Debandi responde:
Tal y como mencioné antes, considero que la base que subyace en todo mi recorrido es el interés por la cultura, por la historia del hombre y en su capacidad creativa. Esto deslumbra ya sea en la creación literaria actual, como en el estudio de las prácticas culturales ancestrales.
Pero, como arqueóloga, no me dedico solo y exclusivamente a estudiar, realizo mucha actividad de campo y para esto las competencias adquiridas en el área de la gestión de proyectos han sido fundamentales. La capacidad de trabajar en grupo, organizar y dirigir actividades, motivar a las personas, escribir nuevos proyectos, son parte indispensable de mis instrumentos de trabajo. Seguramente llegar a la arqueología con una cierta madurez laboral me abrió muchas posibilidades.
RID:
Estudiaste un magister en Arqueología y Culturas del Mundo Antiguo y posteriormente te doctoraste en Storia Culture Civiltà. En términos del conocimiento, ¿cuáles fueron los principales descubrimientos y comprensiones a las que llegaste sobre lo que ha significado la vida y el quehacer humano desde estas perspectivas de estudio?
Florencia Debandi responde:
La maestría en “Arqueología y Culturas del Mundo Antiguo” me permitió acercarme a la arqueología, y sobre todo decidir el ámbito de estudio al cual quería dedicarme. En arqueología los temas y períodos son muy amplios por lo que es fundamental circunscribir las áreas de estudio y especializarse. Desde el comienzo me apasionó y me dediqué al período que corresponde a la protohistoria, es decir ese período entre la prehistoria y el inicio de la escritura (la historia). Coincide con lo que llamamos la Edad de los Metales y en particular dentro de este período yo me he dedicado a profundizar la Edad del Bronce en Italia (entre los últimos siglos del tercer milenio antes de Cristo (ca. 2300 a. C.), y el comienzo del primer milenio a. C. (c. 950 aC), cuando convencionalmente comienza la Edad del Hierro.
La arqueología experimental es considerada una disciplina de investigación histórica que, a través de la verificación experimental, de forma reproducible y medible, permite analizar todo lo relativo a los procesos antiguos (producción, uso y manipulación) identificables a través de los artefactos y técnicas conocidas en un período determinado.
La Edad del Bronce en Italia, se destaca por las grandes transformaciones que pueden reconocerse en un aumento demográfico excepcional, en la estabilización de los asentamientos, en la evolución de la tecnología metalúrgica y en el surgimiento de élites sociales marcadas por la acumulación de riqueza y, en algunos casos, por un aumento del control militar. A la base de estas transformaciones suelen señalarse los sistemas de producción y la gestión de recursos, reconociendo en los factores ambientales y en las intervenciones sobre el territorio el punto de partida que ha activado las transformaciones sociales y económicas.
Allí se encuentra el eje central de mis estudios: la gestión de los recursos en la Edad del Bronce relacionados con la producción de alimentos.
Para reconstruir las formas de vida cotidiana y las actividades de subsistencia que se desarrollaban en el pasado, no basta combinar la investigación bibliográfica con el trabajo de campo, es necesario implementar una estrategia interdisciplinaria, donde la riqueza del dato arqueológico proviene del diálogo continuo entre nuevas disciplinas y nuevos conocimientos, que nos permiten abordar el análisis de contextos y documentos arqueológicos con una visión más amplia e interactiva.
Es poco probable que los restos encontrados en una excavación arqueológica de un asentamiento de la Edad del Bronce mantengan un estado de conservación suficiente para su inmediata interpretación. A menudo vislumbramos débiles indicios de una estructura o actividad que atestiguan momentos importantes para la subsistencia de estas antiguas comunidades y nos vemos obligados a realizar un esfuerzo de análisis y comprensión que debe valerse de técnicas más sofisticadas. Un método de análisis que en los últimos años ha permitido un nuevo enfoque es la “arqueología experimental”.
Se excava como hojeando un libro, página por página, lentamente, se coloca todo en el espacio para poder siempre reconstruir dónde estaba cada cosa, se recoge, se analiza, se estudia y luego, se interpreta, buscando dar un sentido al conjunto y así reconstruir la historia.
La arqueología experimental es considerada una disciplina de investigación histórica que, a través de la verificación experimental, de forma reproducible y medible, permite analizar todo lo relativo a los procesos antiguos (producción, uso y manipulación) identificables a través de los artefactos y técnicas conocidas en un período determinado.
En la Universidad de Bologna ha sido creado un Laboratorio de Arqueología Experimental dedicado a la prehistoria-protohistoria, a través del cual en los últimos años hemos desarrollado diversos proyectos. Personalmente he trabajado activamente en aquellos dedicados al estudio de los recursos relacionados con la alimentación. Por ejemplo, partiendo de los datos arqueobotánicos (semillas de cereales encontradas en el asentamiento de la Edad del Bronce de Solarolo (Ravenna), se realizó una experimentación dedicada a los “cultivos de cereales” con el objetivo de investigar la productividad agrícola protohistórica y como esta puede haber influido en el aumento demográfico que caracterizó el período. El proyecto duró cuatro años, replicando consecutivamente el proceso de siembra, cosecha y cuantificando la producción.
Fuente imagen: Florencia Debandi. Una casa vista desde lo alto, con planimetría y objetos (alare). Asentamiento protohistórico de Mursia en la isla de Pantelleria, Italia. “Se trata de una zona arqueológica excepcional por la monumentalidad del pueblo y de la necrópolis cercana, formada por grandes montículos de piedra, denominada localmente “Sesi” y que representa uno de los conjuntos arqueológicos más importantes en cuanto a grado de conservación e interés científico en el ‘área de la Edad del Bronce del Mediterráneo central.”
Un segundo proyecto se propuso estudiar la conservación de dichos cereales, replicando los silos enterrados y en elevado, excavados en algunos sitios similares al nuestro, para verificar la durabilidad del producto. Otro tema muy interesante en el que he trabajado ha sido el estudio de las estructuras de combustión de la protohistoria italiana (hornos y placas de cocción en arcilla), con el objetivo de identificar los problemas relacionados con los métodos de construcción de hornos y placas, su funcionamiento y el papel de las estructuras de producción/cocción de alimentos para la subsistencia de las comunidades antiguas. Esto lo hemos realizado construyendo réplicas de hornos y placas, y utilizándolas en la cocción de carnes y panes.
Todas estas actividades, conjuntamente con las campañas de excavación en las que he participado por casi una década me fueron llevando al tema de investigación que desarrollé en mi doctorado “Sistemas de gestión económica y alimentación en la comunidad de la Edad del Bronce de Italia Septentrional” que recientemente publiqué con la editorial Bononia University Press.
Fuente imagen: Florencia Debandi. Vista panorámica de excavación de Mursia, Italia. “Las excavaciones han permitido destacar una compleja estratigrafía con varias cabañas de planta ovalada (que corresponden a las fases más antiguas del poblado) y otras de planta cuadrangular (que caracterizan la etapa más reciente).”
RID:
En la arqueología, ¿cómo describirías la experiencia del trabajo de campo?
Florencia Debandi responde:
El trabajo de campo no solo es fundamental, es también uno de los momentos más apasionantes de la vida del arqueólogo. Mi principal experiencia de trabajo de campo ha sido en Italia, donde me he dedicado a la excavación de pueblos, es decir a excavar los restos de las estructuras (casas) y de la cultura material que se encuentran en su interior. Es como abrir una pequeña ventana y curiosear la casa de otro, pero con el ojo de un detective, tratando de captar desde los más pequeños indicios, cómo vivía esta familia o esa comunidad. Se excava como hojeando un libro, página por página, lentamente, se coloca todo en el espacio para poder siempre reconstruir dónde estaba cada cosa, se recoge, se analiza, se estudia y luego, se interpreta, buscando dar un sentido al conjunto y así reconstruir la historia.
Yo adoro la actividad de campo. Uno de los sitios donde he trabajado por más de 10 años es el asentamiento protohistórico de Mursia en la isla de Pantelleria. Se trata de una zona arqueológica excepcional por la monumentalidad del pueblo y de la necrópolis cercana, formada por grandes montículos de piedra, denominada localmente “Sesi” y que representa uno de los conjuntos arqueológicos más importantes en cuanto a grado de conservación e interés científico en el ‘área de la Edad del Bronce del Mediterráneo central.
Las excavaciones han permitido destacar una compleja estratigrafía con varias cabañas de planta ovalada (que corresponden a las fases más antiguas del poblado) y otras de planta cuadrangular (que caracterizan la etapa más reciente). Por otra parte, han sido identificadas numerosas instalaciones de producción, como hornos, hogares y otras estructuras accesorias y mobiliario interior. Entre los hallazgos hay abundantes vasijas intactas y fragmentos de cerámica, herramientas en piedra pulida, obsidiana, herramientas de hueso, hallazgos de metal y formas de fundición, así como un conspicuo grupo de materiales de origen extranjero, como artefactos de marfil, cuentas de pasta de vidrio, probablemente provenientes del Egipto.
Otro proyecto en el que participo es una investigación en el parque de Tanca Mannaen la ciudad de Nuoro en Cerdeña, donde se excava y documenta un pueblo que data de la Edad del Bronce que consta de una torre conocidas como“nuraghe” y de varias estructuras residenciales que están alrededor. También en este caso nos dedicamos sobre todo al estudio de las estructuras y de todos los elementos que caracterizaban las casas, entre ellos la cerámica.
Fuente imagen: Florencia Debandi. Sitio arqueológico de Tannca Manna, Nuoro- Cerdeña, Italia. Aquí, “se excava y documenta un pueblo que data de la Edad del Bronce que consta de una torre conocidas como “nuraghe” y de varias estructuras residenciales que están alrededor.”
RID:
Te has enfocado en dos vertientes de estudio, la Edad de Bronce en Italia y en Omán. ¿Cuáles han sido las principales líneas de investigación y qué nos dejan como aporte en la perspectiva arqueológica?
Florencia Debandi responde:
Fundamentalmente me he dedicado a la Edad de Bronce en Italia, pero desde el 2009 participo en las campañas de excavación de la Misión Arqueológica Italiana de la Universidad de Boloña, dirigidas por el prof. Maurizio Cattani, que ha investigado durante muchos años en el territorio de Ra’s al Hadd, el extremo más oriental de la Península Árabe. El sitio indagado, HD-6, es un asentamiento que se remonta a finales del IV milenio e inicios del III, y se caracteriza por una plataforma de piedra y arcilla de aproximadamente media hectárea sobre la que se asientan varios bloques residenciales formados por grupos de habitaciones con paredes de ladrillo de arcilla cocida al sol. Los bloques residenciales incluyen habitaciones con hogares y hornos para uso doméstico, ambientes de producción o utilizados como almacenes para conservar sus bienes.
Fuente imagen: Florencia Debandi. Territorio de Ra’s al Hadd, el extremo más oriental de la Península Arábiga.
Fuente imagen: Florencia Debandi. “El sitio indagado, HD-6, es un asentamiento que se remonta a finales del IV milenio e inicios del III, y se caracteriza por una plataforma de piedra y arcilla de aproximadamente media hectárea sobre la que se asientan varios bloques residenciales formados por grupos de habitaciones con paredes de ladrillo de arcilla cocida al sol.”
El modelo arquitectónico de HD-6 representa, hasta el momento, el primer y único testimonio de este tipo de construcción a lo largo de la costa arábiga.
Al interno del complejo, el hallazgo de numerosas semillas de dátiles, objetos metálicos y raros fragmentos de cerámica importada muestran una considerable complejidad social ya presente a finales del cuarto milenio. El resto de los hallazgos desenterrados en las excavaciones incluyen numerosos vestigios de actividades artesanales, en su mayoría consistentes con el procesamiento de cuentas ornamentales, piedra y concha, la producción de herramientas de concha y hueso, así como una abundante industria lítica (de piedra), relacionada en parte con las actividades de subsistencia diaria.
RID:
Respecto al estudio de la Edad de Bronce en Italia, has realizado experimentos sobre los cultivos de cereales para investigar los problemas de la productividad agrícola y la gestión económica de la protohistoria. Y has mencionado el cultivo de semillas genéticamente no modificadas. ¿Puedes profundizar sobre las implicaciones de la modificación genética que nos permita comprender lo que sucede en el presente, dado que muchas veces se ha cuestionado la modificación de los alimentos en la actualidad?
Florencia Debandi responde:
Cuando iniciamos el proyecto experimental, el primer problema que nos planteamos fue qué tipo de semillas utilizar. El inicio de la experimentación se basó en los resultados de los análisis arqueobotánicos realizados en el sitio arqueológico de Via Ordiere-Solarolo que han identificado varios tipos de cereales. Basándonos en los restos arqueológicos, se optó por excluir los tipos de semillas genéticamente modificados y en su lugar obtener tipos que conserven las características de las producciones antiguas. En Europa desde principios del 2000, se han activado algunas redes tradicionales de protección de semillas que tienen como objetivo promover la biodiversidad agrícola mediante la protección de las tradiciones locales de gestión natural de los recursos agrícolas. Así fue como contactamos estas redes de la asociación I Custodi di Semi recibimos semillas de Triticum aestivum; mientras que de la Empresa Agraria Experimental Stuard de Parma recibimos Triticumaestivum y Triticumaestivum, var. Gentilrosso, Triticumdicoccum, Triticumspelta, Triticummonococcum, Hordeumvulgaredistichumvar. Baraka.
El acrónimo OGM (Organismos Genéticamente Modificados), cuando se refiere a la agricultura, indica las plantas cuyo patrimonio genético ha sido modificado a través de la ingeniería genética, insertando uno o más genes distintos (transgenes) para conferir características agronómicas o cualitativas deseadas. Entre estas, una mayor resistencia a los insectos que permite proteger el cultivo de infestaciones y reducir el costo de los pesticidas o pérdida del cultivo. Al mismo tiempo, las semillas modificadas genéticamente no contribuyen a la biodiversidad y en la mayor parte de los casos son estériles, es decir que de la cosecha no se podrá obtener una nueva siembra. En nuestra experimentación los resultados fueron excepcionales, logramos una producción elevada, elemento fundamental para calcular el rendimiento hipotético posible en el periodo que nos interesaba. Y con las semillas recogidas pudimos realizar otras tres siembras. Analizando, entre otras cosas, cómo el suelo empobrece sin uso de fertilizantes (naturales) y sin aplicar la rotación de cultivos, lo que nos llevó a considerar que en la Edad del Bronce estas prácticas ya estaban en uso.
Mi principal experiencia de trabajo de campo ha sido en Italia, donde me he dedicado a la excavación de pueblos, es decir a excavar los restos de las estructuras (casas) y de la cultura material que se encuentran en su interior. Es como abrir una pequeña ventana y curiosear la casa de otro, pero con el ojo de un detective, tratando de captar desde los más pequeños indicios, cómo vivía esta familia o esa comunidad
El tema de los alimentos es aún más complicado, y a veces tiene que ver con nuestros hábitos alimenticios. Por ejemplo, estamos acostumbrados a la harina blanca, pero no tenemos en cuenta que para obtener esa harina la privamos de su mayor riqueza. En primer lugar, le quitamos la cáscara (salvado), luego la sometemos a procesos de blanqueo con aditivos alimentarios (agentes blanqueadores). Por otro lado, estos procesos de refinación tienden a sacrificar uno o más componentes nutricionales de los alimentos como por ejemplo las vitaminas. Es decir, para obtener una harina muy blanca, perdemos en calidad. Seguramente en la prehistoria esto no sucedía, es decir cuando calculamos que el 70% de la alimentación diaria era basada en cereales, tomemos en cuenta que estos eran mucho más ricos en calidad de lo que hoy consumimos hoy en día.
RID:
Desde tu experiencia, ¿qué definición nos puedes dar sobre lo que es la arqueología como disciplina, y sus aportes a los enfoques interdisciplinarios?
Florencia Debandi responde:
La arqueología es una ciencia que tiene como objetivo la reconstrucción de civilizaciones antiguas, es decir, de la historia del hombre, mediante el estudio de evidencias materiales (monumentales, epigráficas, numismáticas o de los artefactos), incluyendo las fuentes escritas o iconográficas para los periodos más recientes. La excavación en el suelo, el reconocimiento de superficie, la lectura de restos monumentales residuales son parte fundamental del método de investigación. Pero todo ello debe servir por una parte para reconstruir nuestra historia, por la otra para reflexionar sobre el presente y el futuro.
Actualmente gracias a la interrelación de la arqueología con otras disciplinas (como la química y la genética) está cambiando el estudio del pasado. A través de las técnicas para secuenciar los genomas de individuos antiguos (análisis de ADN), o con análisis de isótopos (como por ejemplo el estroncio en los dientes que varían según la geoquímica local) es posible replantear los movimientos migratorios de poblaciones del pasado. Pero en la base está el trabajo arqueológico, es necesario “desenterrar los materiales” para poder analizarlos y sobre todo poder contextualizar los nuevos datos.
Fuente imagen: Florencia Debandi. Detalle de casa de HD-6, construida en ladrillos de barro y arena cocidos al sol, en Ras al Hadd (Omán) . En arqueología: “La excavación en el suelo, el reconocimiento de superficie, la lectura de restos monumentales residuales son parte fundamental del método de investigación.”
RID:
Y finalmente, para hacer un poco de especulación futurista pero basado en la arqueología, ¿cuáles crees tú que pueden ser las señales generales que mostrarán los vestigios de la humanidad del siglo XX y principio de este XXI a los arqueólogos de un futuro lejano?
Florencia Debandi responde:
Es siempre muy difícil pensar si existiremos o no en dos mil o tres mil años. Pero si fuera una arqueóloga en ese futuro, seguramente la primera cosa que notaría sería el enorme impacto que el hombre ha dejado en el territorio, es decir cómo ha modificado el ambiente. La naturaleza tiende velozmente a reapropiarse de sus espacios apenas el hombre le da lugar y algunas cosas desaparecen muy rápidamente, como por ejemplo el cemento. De todos modos, podemos imaginar que todas las grandes infraestructuras dejarán vestigios, vías de trenes, ciudades enteras, fábricas, acueductos, autopistas, etc. Por otra parte, estará el tema de los residuos que se han acumulado en el tiempo, muchos de los cuales son peligrosos como las grandes centrales nucleares y la cantidad de residuos tóxicos que ya actualmente no logramos deshacernos.
Florencia Inés Debandi
Es licenciada en Literatura Moderna en la Universidad Católica Andrés Bello de Caracas, continuó sus estudios con un Máster en Relaciones Internacionales Europa – América Latina obtenido en la Sede de Buenos Aires de la Universidad de Bologna. Colaboró como Project manager con SCIENTER en actividades de investigación y coordinación de proyectos nacionales, regionales e internacionales en temas relacionados con el e-Learning y la Sociedad de la Información, y actividades de desarrollo y cooperación con los países de América Latina. Obtuvo una Maestría en “Arqueología y Culturas del Mundo Antiguo” en la Universidad de Bologna y posteriormente obtuvo el título de Doctora en “Storia Culture Civiltà” en ámbito arqueológico en la misma Universidad. Desde 2009 es coordinadora del consejo de redacción de la revista científica IpoTesi di Preistoria del Departamento de “Storia Culture Civiltà” y de las actividades de laboratorio de Estudio y diseño de materiales prehistóricos. Finalmente, desde 2018 es profesora del curso El origen de la civilización campesina: recursos y nutrición en la Edad del Bronce en el Máster en Historia y cultura de la alimentación de la Universidad de Bologna.
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Diagramación: Diana Martín, Oswaldo Romero
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