El gran potencial del aprendizaje digital en la educación del siglo XXI
Por: Revista Interdisciplinaria DICTA*
Fuente imagen: Claudio Aguayo. Exploración de respuesta de experiencia de usuario en contextos de realidad virtual en temática cultural Maorí, en colaboración con Embodied Group
L
as innovaciones tecnológicas suelen romper esquemas con diversas consecuencias para los procesos sociales, y la educación es uno de los más significativos que se está transformando para enfrentar los retos actuales. La disrupción provocada por las tecnologías digitales en el aprendizaje es mucho más compleja y relevante, no solo en cuanto a los recursos y escenarios que ofrecen, también por los cambios en la experiencia del aprendizaje. Descubrirlos y aplicarlos en sus distintos niveles son parte del desafío en la educación del siglo XXI.
De hecho, con la irrupción de las tecnologías de la información el aprendizaje tiene la denominación específica de digital, que que va más allá de conocer las tecnologías disponibles y sus manejos, implica adoptarlas y aplicarlas de manera igualmente innovadora para cambiar la concepción de la enseñanza. Estas alternativas significan un giro en la educación tradicional y un nuevo nivel de comprensión en cualquier área del conocimiento.
Para la Revista Interdisciplinaria DICTA es inaplazable abordar este enfoque con el Dr. Claudio Aguayo, Director de I+D de AppLab, y Asesor Senior de Innovación Digital en el Centro de Aprendizaje y Enseñanza de la Universidad Tecnológica de Auckland, Nueva Zelanda, porque nos explica en profundidad en qué consisten estos sistemas, cuál es su potencial formativo, y los conceptos como educación inmersiva y autopoiesis que se involucran en su aplicación.
Revista Interdisciplinaria DICTA:
En términos generales, ¿qué define a la educación online?
Claudio Aguayo responde:
Creo que en la esencia misma, lo que define a la educación online en términos generales es su constante cambio de foco en cómo se define a sí misma. Las nuevas tecnologías están en constante desarrollo, lo que genera un flujo de nuevas posibilidades de aplicación de las nuevas tecnologías en la educación a todo nivel. Por lo que podemos definir a la ‘educación online’ según su contexto de uso, y según la tecnología de turno y sus posibilidades o afordancias1 – todas las acciones posibles del/con/hacia un objeto que ofrece para la educación.
Por ejemplo, en los últimos veinte años pasamos por entender a la educación online como el acceso y penetración universal de las TICs en el sistema educacional, a la movilidad y ubicuidad de las tecnologías inteligentes como smartphones y tablets, y la necesidad de adaptar los currículos educacionales a dichos dispositivos, al uso de tecnologías inmersivas como la realidad virtual y la realidad aumentada en educación, lo que complementado con los avances en conectividad 5G y el Internet de las cosas, donde todo equipo digital está interconectado con el usuario, ha conllevado a la posibilidad de diseñar ecosistemas de aprendizaje basado en experiencias inmersivas auténticas de realidad mixta corporizadas para el aprendizaje de contenidos educacionales.
1El concepto de afordancia (del inglés affordance) fue postulado por el psicólogo James Gibson (1979), en ecología, para describir las relaciones existentes entre los organismos y sus medioambientes. Se entendiende por afordancia lo que un medioambiente le puede ofrecer a un organismo. El término es extensamente empleado en informática y en diseño digital de experiencia de usuario, para referirse a lo que un software, app, herramienta digital o sistema informático puede ofrecerle a un usuario.
Por ende, y en especial dentro del contexto chileno, hoy en día podemos entender por educación online el tipo de educación que puede ser llevada a cabo en cualquier momento y lugar, tanto por la disponibilidad de tecnologías móviles inteligentes, así como por el acceso casi universal a la web. En este caso hablamos de aprendizaje sincrónico, asincrónico y mixto (o ‘blended’ del inglés), que implica una pedagogía donde se complementan instancias online o digitales, con instancias de educación presencial. El gran desafío según el contexto de uso reside en readaptar constantemente la dimensión teórica y pedagógica de la educación online al tipo de posibilidades o afordancias (ofrecimientos) tecnológicas disponibles, según las particularidades de cada contexto sociocultural de uso y sus necesidades educacionales.
RID:
¿Cómo se relaciona el concepto de la autopoiesis2 con un diseño educativo basado en aprendizaje digital?
Claudio Aguayo responde:
Desde las ciencias de la complejidad, podemos entender el fenómeno educacional basado en tecnologías del aprendizaje como un sistema dinámico y complejo. Bajo esa mirada, podemos conceptualizar la interacción entre los usuarios y la tecnología como un fenómeno de acoplamiento estructural, donde ‘el aprender’ ocurre como fenómeno emergente; y también podemos conceptualizar al actor ‘tecnología’ en dicha interacción, al menos en teoría, como un facilitador activo (o catalizador) del proceso de aprender.
En ese contexto se hace relevante que la tecnología opere como un ser vivo, o unidad autopoiética desde la tangente cualitativa o no molecular del concepto. ¿Por qué? Simplemente porque como educadores y diseñadores queremos que en lo ideal el sistema de aprendizaje basado en tecnologías del aprendizaje se pueda automantener en el tiempo en base a sus propias reglas (bajo ‘costo’ de manutención), adaptándose por sí mismo a las condiciones impredecibles del sistema asociado al usuario y al entorno sociotecnológico, tal como lo hacen los seres vivos al adaptarse a su entorno.
Entonces partiendo desde esa necesidad de concebir los sistemas de aprendizaje basados en tecnología como entes auto-regulados y/o auto-organizados, capaces de adaptarse a su medio dinámico e impredecible con el fin de preservar en el tiempo el propósito del sistema, en este caso facilitar la emergencia del proceso de aprendizaje, es que podemos concebir de manera conceptual y especulativa a los sistemas de aprendizaje basado en tecnología como entes autopoiéticos no moleculares. Dicha mirada donde la posibilidad de crear y desarrollar desde cero sistemas educacionales basados en tecnología que operan como entes autopoiéticos, nos invita a considerar cuáles serían los principios de diseño que permitan efectivamente llevar a la práctica dicha visión. Esto nos permite explorar una nueva epistemología en el diseño de experiencias de aprendizaje digital, pero queda aún mucho por explorar, investigar y testear.
2 Autopoiesis del griego autopoyesis; auto: ‘a sí mismo; poyesis:producción. “Se trata de un término acuñado por el chileno Humberto Maturana en la década de 1970. Este biólogo, en colaboración con Francisco Varela, ideó el concepto con referencia a la capacidad que tiene un sistema para reproducirse y mantener su estabilidad por sí mismo. La autopoiesis, por lo tanto, es la clave de la existencia de los seres vivos. Para Maturana, un sistema es una entidad que se define por el entramado de operaciones y procesos que desarrolla, pudiendo crear o eliminar elementos del propio sistema a modo de respuesta frente a las alteraciones del medio. La autopoiesis está dada por esa posibilidad de transformar y destruir componentes mediante interacciones continuas que logran regenerar la red de operaciones que ha producido al sistema en cuestión.
Fuente: definicion.de/autopoiesis/
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as innovaciones tecnológicas suelen romper esquemas con diversas consecuencias para los procesos sociales, y la educación es uno de los más significativos que se está transformando para enfrentar los retos actuales. La disrupción provocada por las tecnologías digitales en el aprendizaje es mucho más compleja y relevante, no solo en cuanto a los recursos y escenarios que ofrecen, también por los cambios en la experiencia del aprendizaje. Descubrirlos y aplicarlos en sus distintos niveles son parte del desafío en la educación del siglo XXI.
De hecho, con la irrupción de las tecnologías de la información el aprendizaje tiene la denominación específica de digital, que que va más allá de conocer las tecnologías disponibles y sus manejos, implica adoptarlas y aplicarlas de manera igualmente innovadora para cambiar la concepción de la enseñanza. Estas alternativas significan un giro en la educación tradicional y un nuevo nivel de comprensión en cualquier área del conocimiento.
Para la Revista Interdisciplinaria DICTA es inaplazable abordar este enfoque con el Dr. Claudio Aguayo, Director de I+D de AppLab, y Asesor Senior de Innovación Digital en el Centro de Aprendizaje y Enseñanza de la Universidad Tecnológica de Auckland, Nueva Zelanda, porque nos explica en profundidad en qué consisten estos sistemas, cuál es su potencial formativo, y los conceptos como educación inmersiva y autopoiesis que se involucran en su aplicación.
Revista Interdisciplinaria DICTA:
En términos generales, ¿qué define a la educación online?
Claudio Aguayo responde:
Creo que en la esencia misma, lo que define a la educación online en términos generales es su constante cambio de foco en cómo se define a sí misma. Las nuevas tecnologías están en constante desarrollo, lo que genera un flujo de nuevas posibilidades de aplicación de las nuevas tecnologías en la educación a todo nivel. Por lo que podemos definir a la ‘educación online’ según su contexto de uso, y según la tecnología de turno y sus posibilidades o afordancias1 – todas las acciones posibles del/con/hacia un objeto que ofrece para la educación.
Por ejemplo, en los últimos veinte años pasamos por entender a la educación online como el acceso y penetración universal de las TICs en el sistema educacional, a la movilidad y ubicuidad de las tecnologías inteligentes como smartphones y tablets, y la necesidad de adaptar los currículos educacionales a dichos dispositivos, al uso de tecnologías inmersivas como la realidad virtual y la realidad aumentada en educación, lo que complementado con los avances en conectividad 5G y el Internet de las cosas, donde todo equipo digital está interconectado con el usuario, ha conllevado a la posibilidad de diseñar ecosistemas de aprendizaje basado en experiencias inmersivas auténticas de realidad mixta corporizadas para el aprendizaje de contenidos educacionales.
1El concepto de afordancia (del inglés affordance) fue postulado por el psicólogo James Gibson (1979), en ecología, para describir las relaciones existentes entre los organismos y sus medioambientes. Se entendiende por afordancia lo que un medioambiente le puede ofrecer a un organismo. El término es extensamente empleado en informática y en diseño digital de experiencia de usuario, para referirse a lo que un software, app, herramienta digital o sistema informático puede ofrecerle a un usuario.
Por ende, y en especial dentro del contexto chileno, hoy en día podemos entender por educación online el tipo de educación que puede ser llevada a cabo en cualquier momento y lugar, tanto por la disponibilidad de tecnologías móviles inteligentes, así como por el acceso casi universal a la web. En este caso hablamos de aprendizaje sincrónico, asincrónico y mixto (o ‘blended’ del inglés), que implica una pedagogía donde se complementan instancias online o digitales, con instancias de educación presencial. El gran desafío según el contexto de uso reside en readaptar constantemente la dimensión teórica y pedagógica de la educación online al tipo de posibilidades o afordancias (ofrecimientos) tecnológicas disponibles, según las particularidades de cada contexto sociocultural de uso y sus necesidades educacionales.
RID:
¿Cómo se relaciona el concepto de la autopoiesis2 con un diseño educativo basado en aprendizaje digital?
Claudio Aguayo responde:
Desde las ciencias de la complejidad, podemos entender el fenómeno educacional basado en tecnologías del aprendizaje como un sistema dinámico y complejo. Bajo esa mirada, podemos conceptualizar la interacción entre los usuarios y la tecnología como un fenómeno de acoplamiento estructural, donde ‘el aprender’ ocurre como fenómeno emergente; y también podemos conceptualizar al actor ‘tecnología’ en dicha interacción, al menos en teoría, como un facilitador activo (o catalizador) del proceso de aprender.
En ese contexto se hace relevante que la tecnología opere como un ser vivo, o unidad autopoiética desde la tangente cualitativa o no molecular del concepto. ¿Por qué? Simplemente porque como educadores y diseñadores queremos que en lo ideal el sistema de aprendizaje basado en tecnologías del aprendizaje se pueda automantener en el tiempo en base a sus propias reglas (bajo ‘costo’ de manutención), adaptándose por sí mismo a las condiciones impredecibles del sistema asociado al usuario y al entorno sociotecnológico, tal como lo hacen los seres vivos al adaptarse a su entorno.
Entonces partiendo desde esa necesidad de concebir los sistemas de aprendizaje basados en tecnología como entes auto-regulados y/o auto-organizados, capaces de adaptarse a su medio dinámico e impredecible con el fin de preservar en el tiempo el propósito del sistema, en este caso facilitar la emergencia del proceso de aprendizaje, es que podemos concebir de manera conceptual y especulativa a los sistemas de aprendizaje basado en tecnología como entes autopoiéticos no moleculares. Dicha mirada donde la posibilidad de crear y desarrollar desde cero sistemas educacionales basados en tecnología que operan como entes autopoiéticos, nos invita a considerar cuáles serían los principios de diseño que permitan efectivamente llevar a la práctica dicha visión. Esto nos permite explorar una nueva epistemología en el diseño de experiencias de aprendizaje digital, pero queda aún mucho por explorar, investigar y testear.
2 Autopoiesis del griego autopoyesis; auto: ‘a sí mismo; poyesis:producción. “Se trata de un término acuñado por el chileno Humberto Maturana en la década de 1970. Este biólogo, en colaboración con Francisco Varela, ideó el concepto con referencia a la capacidad que tiene un sistema para reproducirse y mantener su estabilidad por sí mismo. La autopoiesis, por lo tanto, es la clave de la existencia de los seres vivos. Para Maturana, un sistema es una entidad que se define por el entramado de operaciones y procesos que desarrolla, pudiendo crear o eliminar elementos del propio sistema a modo de respuesta frente a las alteraciones del medio. La autopoiesis está dada por esa posibilidad de transformar y destruir componentes mediante interacciones continuas que logran regenerar la red de operaciones que ha producido al sistema en cuestión.
Fuente: definicion.de/autopoiesis/
RID:
De acuerdo con estudios de casos que has investigado como la formación en temas ecológicos o la simulación de escenarios para la enseñanza y práctica de los paramédicos, por mencionar tan solo algunos, ¿es posible recrear y ampliar una realidad concreta desde una formación virtual, que permita una mejor y más profunda comprensión de esta?
Claudio Aguayo responde:
Si, y dicha posibilidad no viene necesariamente sólo desde las nuevas tecnologías digitales, sino que desde el proceso mismo de diseño de la experiencia, con especial atención al bagaje sociocultural de los usuarios, sus marcos conceptuales y cognitivos, y el contexto educacional en particular. En esta área hemos puesto mucho énfasis en la corporalización de la experiencia como estrategia para recrear y ampliar una realidad concreta particular desde una formación ‘virtual’ pero dentro de un continuum digital (desde un extremo no digital o real, hasta el otro extremo cien por ciento digital), lo que hoy en día se conoce como realidad mixta corporalizada.
Por lo tanto sí es posible, y no se trata necesariamente sobre tener acceso a una tecnología virtual e inmersiva tal que pueda ‘reemplazar’ a la realidad, sino que de usar la tecnología inmersiva disponible de tal manera que el usuario ‘pueda creer o concebir’ que efectivamente se encuentra en una realidad particular donde es posible lograr un aprendizaje y comprensión más profunda de la realidad, según el diseño de dicha experiencia. Y para lograr dicho objetivo existen varias estrategias de diseño que en sí dependen del tipo de tecnología en uso, el usuario y el contexto educativo.
El gran desafío según el contexto de uso reside en readaptar constantemente la dimensión teórica y pedagógica de la educación online al tipo de posibilidades o afordancias (ofrecimientos) tecnológicas disponibles, según las particularidades de cada contexto sociocultural de uso y sus necesidades educacionales.
RID:
¿Cuáles serían los beneficios que tú ves de nuevas herramientas tecnológicas como la Realidad Aumentada (RA) y la Realidad Virtual (RV), y cómo piensas que estas herramientas se utilizarán a futuro?
Claudio Aguayo responde:
Los beneficios de las nuevas herramientas tecnológicas como la RA, la RV y la RM (realidad mixta), aparte del hecho de que posibilitan nuevos modos de aprendizajes no existentes anteriormente según las posibilidades y afordancias digitales únicas que ofrecen, son la posibilidad de proveer al usuario de ambientes o ecosistemas inmersivos de aprendizaje auténtico, donde se pueden incorporar distintas dimensiones de la experiencia humana, como por ejemplo la corporalización de la experiencia basado en un contínuo real-digital, o de realidad mixta.
Hoy en día existen bastantes trabajos y casos de estudio a nivel global en cómo diseñar e implementar experiencias corporizadas inmersivas basadas en dichas tecnologías. Por ende, la realidad virtual y realidad aumentada como herramientas educacionales propiamente tal no son tecnologías del futuro, sino más bien del presente e incluso en ciertos ambientes de alta innovación digital, del pasado. Esto último de alguna manera refleja la posición del contexto chileno en el contexto digital global de avanzada en relación a la penetración y uso de este tipo de tecnologías.
Fuente imagen: Claudio Aguayo. Proyecto Arte & Ciencia usando realidad mixta MR para acercar el conocimiento sobre la calidad del aire en West Auckland a los colegios y comunidad local O-Tū-Kapua (What Clouds See) researchgate.net
RID:
¿Cómo se relaciona la emocionalidad con la educación? ¿Son compatibles las herramientas digitales con el desarrollo emocional?
Claudio Aguayo responde:
Este es un campo de estudio muy interesante y con mucho futuro. La experiencia humana está estrechamente ligada con la emocionalidad, y por ende el cómo afectamos el proceso de experiencia de usuario usando tecnología digital puede influir en el proceso emocional de una persona, y viceversa. Por lo tanto, podemos provocar aprendizaje a través de las emociones, ciertamente. Podemos de hecho reforzar o reconfigurar marcos cognitivos de entendimiento del mundo a través de la emocionalidad, lo que es compatible con el uso crítico de las herramientas digitales.
El punto clave es que el fenómeno de la emocionalidad no sólo es difícil de acceder en contextos educacionales naturales, sino también es un proceso exclusivo y subjetivamente único para cada individuo y/o grupo. Esto implica que ciertos contextos educacionales y socioculturales son más accesibles que otros en cuanto a trabajar el tema de la emocionalidad, lo que influye bastante a la hora de entender el cómo diseñar experiencias digitales dirigidas a audiencias particulares. Pero en general, el proceso de aprendizaje puede entenderse y trabajarse como un proceso de desarrollo emocional, donde ciertas decisiones de diseño digital pueden influir en cómo dicha emocionalidad evoluciona en relación al objetivo y/o contexto de aprendizaje. Lo importante es saber cómo llevar a cabo dicho proceso de manera ética y responsable, debido a los posibles efectos negativos en la emocionalidad de los usuarios o participantes de investigación.
Fuente imagen: Pixabay. “ (…) un gran error que veo bastante en ciertos contextos educacionales, que es el tratar de replicar con la tecnología lo que se logra con libros, lápiz y papel, como por ejemplo digitalizar un libro, o hacer una clase online de 90 minutos como se acostumbra de manera presencial.”
RID:
¿Qué es lo que la educación online no sustituye en relación con la educación presencial tradicional? ¿Cuál es el rol del maestro en el contexto de una educación online?
Claudio Aguayo responde:
Lo que la educación online no sustituye en relación con la educación presencial es el contacto humano, afectivo, emocional, sentimental y ecosomaestético, o el flujo continuo que existe entre los seres humanos con la carne del mundo, citando a Merleau-Ponty. Es por ello que en mi trabajo siempre trato de integrar ambos elementos, lo análogo y somático con lo digital, con el fin de complementar y maximizar los procesos de aprendizaje basado en lo digital, desde lo ‘real’. Para mí, lo carnal y lo real es más importante que lo digital a la hora de promover un aprendizaje significativo y crítico. Sin embargo creo que el diseño y uso adecuado de la tecnología en la educación puede complementar y aumentar la dimensión presencial en los ambientes educativos en cuanto a generar instancias de aprendizaje que no son posibles de lograr sin la tecnología, lo que abre un mundo de posibilidades cuando se tiene claro cómo diseñar y usar la tecnología, o ‘educación online’.
En cuanto al rol del maestro en el contexto de una educación online, claramente no debiese reproducir lo que ocurre en el aula, sino más bien adaptar su rol y práctica a las posibilidades y afordancias de las nuevas tecnologías, que cuando son concebidas como entes facilitadores del proceso de aprendizaje, permiten nuevos modos de actuar del maestro en un contexto de una educación online. En particular, las nuevas tecnologías permiten lo que se llama heutagogía, o aprendizaje autodirigido, donde el rol del profesor no es dirigir una clase ni tampoco transmitir conocimiento, por el contrario, el rol es de facilitador y guía, y en ciertos casos también, de co-aprendiz al igual que el estudiante, y eso hoy en día lo permite la tecnología.
RID:
A partir de tu experiencia como investigador en el Centre for Learning and Teaching (CfLAT) en la Auckland University of Technology (AUT), ¿qué elementos, procesos o proyectos, sugerirías aplicar para potenciar la enseñanza educativa latinoamericana, y en particular la chilena?
Claudio Aguayo responde:
A pesar de estar fuera de Chile por varios años ya, he podido seguir de cerca el contexto latinoamericano y en particular el chileno en cuanto al uso de tecnología en educación. Y por lo que he podido ver de manera general, me parece que para potenciar la enseñanza educativa latinoamericana y en particular la chilena, más allá de lo obvio como lo son la infraestructura, el financiamiento y la presencia de capital humano, que de hecho está, lo que realmente se requiere son políticas públicas e institucionales a mediano y largo plazo que favorezcan un ambiente fértil de I+D (investigación y desarrollo), específicamente dirigido a cubrir las necesidades y realidades de cada país y contexto, sin querer necesariamente copiar el modelo que funciona en Europa o Norteamérica como se tiende a hacer.
A través del I+D se genera el conocimiento teórico básico y avanzado que funciona para cada caso local, el cual luego puede ser llevado a la práctica educacional mediante distintos mecanismos de fomento y transferibilidad de conocimiento. Y eso es algo que se ve bastante en Nueva Zelanda, la cultura de la creatividad e innovación tecnológica, lo que permite y favorece el experimentar y explorar nuevos modos de uso de la tecnología en educación.
La experiencia humana está estrechamente ligada con la emocionalidad, y por ende el cómo afectamos el proceso de experiencia de usuario usando tecnología digital puede influir en el proceso emocional de una persona, y viceversa.
RID:
¿Qué te llevó a interesarte por estos temas? ¿Podrías contarnos una experiencia al respecto?
Claudio Aguayo responde:
Mientras estudiaba licenciatura en biología en la Universidad de Chile me interesaba la neurociencia, y en particular la biología de la cognición. Estando ahí tuve la oportunidad de aprender bastante sobre la epistemología de la escuela de cognición de Santiago (como se le llama afuera), basada en los trabajos de Maturana y Varela. Sin embargo, hacia el final de mis estudios, y por experiencia propia durante las salidas a terreno, me surgió una inquietud hacia la educación ambiental al visualizar el calibre del daño ambiental que existe en Chile, y la importancia de la educación ambiental al respecto. Dejando un poco en pausa la neurociencia, y sabiendo que desde la biología se podía hacer un puente hacia la educación ambiental, terminé haciendo un PhD en educación ambiental en Nueva Zelanda donde investigué el uso de la tecnología digital para la educación para la sustentabilidad a nivel de comunidad, en el contexto del lago Lanalhue en la región del Bio-Bio.
Durante el PhD pude también conceptualizar inicialmente el cómo la biología de sistemas y el concepto de la autopoiesis, desde una mirada no molecular junto a nociones de cibernética y de ciencias de la complejidad en educación, podían ofrecer marcos de conceptualización teórica para el desarrollo de herramientas y experiencias digitales en educación.
Al terminar el PhD, y ya teniendo el conocimiento deseado sobre la educación ambiental y entendiendo el potencial de las nuevas tecnologías en educación, quise seguir aprendiendo sobre las nuevas tecnologías digitales como herramienta para la educación a todo nivel. Por fortuna me invitaron a ser parte de un equipo de investigación de un proyecto grande en la Auckland University of Technology (AUT) donde se exploraba el uso de las tecnologías inteligentes móviles en educación terciaria que incluía varias universidades y politécnicos de Nueva Zelanda. A través de este y otros proyectos aprendí bastante sobre el uso de las nuevas tecnologías móviles en educación, tanto a nivel teórico como a nivel práctico y aplicado, al punto que terminé como Director I+D de un laboratorio de innovación digital en educación de AUT, el AppLab.
Hoy en día, además de mi rol en el AppLab, soy un académico senior de Te Ara Poutama, la Facultad de Desarrollo Maorí e Indígena de AUT. Esto me ha permitido explorar y entender nuevas nociones sobre cómo se puede concebir el mundo en cuanto al uso e interacción con la tecnología digital en educación a partir de la cultura, y en particular en el caso de Te Ara Poutama, desde una mirada indígena y de descolonización y revitalización cultural.
Desde esa plataforma he podido ir retomando y desarrollando, junto a distintos colegas, distintas tangentes en cuanto a la noción de implementar una lógica y coherencia autopoiética cualitativa en el desarrollo de productos digitales en educación. Hoy en día, además de mi rol en el AppLab, soy un académico senior de Te Ara Poutama, la Facultad de Desarrollo Maorí e Indígena de AUT. Esto me ha permitido explorar y entender nuevas nociones sobre cómo se puede concebir el mundo en cuanto al uso e interacción con la tecnología digital en educación a partir de la cultura, y en particular en el caso de Te Ara Poutama, desde una mirada indígena y de descolonización y revitalización cultural. En este caso, lo digital se convierte en un vehículo de emancipación cultural y de justicia post-colonial, ambiental y social.
Fuente imagen: Claudio Aguayo y Dr Markic. Proyecto TLRI: Investigación sobre el uso de tecnologías móviles y ambientes de realidad mixta en educación no formal fuera del aula, para promover ecological literacy sobre conservación marina
RID:
El filósofo y teórico de la comunicación, Marshall McLuhan, desarrolló los conceptos de “sociedad de la información” y “aldea global”, también sostenía que “el medio es el mensaje”. En esa dirección, teniendo en cuenta que la educación online utiliza los dispositivos móviles y otros medios digitales, ¿cuál es el mensaje implícito de estos medios para el campo de la educación?
Claudio Aguayo responde:
El mensaje implícito de estos nuevos medios de comunicación para el campo de la educación, según como lo plantea Marshall McLuhan desde el concepto “el medio es el mensaje”, es la posibilidad intrínseca que conllevan estos nuevos medios para promover y facilitar el proceso educacional como nunca antes se había visto en la historia de la humanidad. Y de hecho ahí yace un gran error que veo bastante en ciertos contextos educacionales, que es el tratar de replicar con la tecnología lo que se logra con libros, lápiz y papel, como por ejemplo digitalizar un libro, o hacer una clase online de 90 minutos como se acostumbra de manera presencial. Justamente, el “mensaje” de los nuevos medios es otro al de los medios y pedagogías tradicionales, y cuando falta el conocimiento adecuado, no se saca provecho de lo que realmente se puede lograr con las nuevas tecnologías en el campo de la educación. Por lo tanto, existe un nuevo mensaje implícito de estos nuevos medios para el campo de la educación. El problema es que muchas veces no se dispone del conocimiento adecuado para poder entender y codificar en la práctica el mensaje implícito de los nuevos medios.
*Entrevista realizada por Daniela Flores y Patricia Serrano
Para saber más sobre los trabajos del Dr. Claudio Aguayo, puede consultar las siguientes publicaciones:
Claudio Aguayo
Es Director de I+D de AppLab, y Asesor Senior de Innovación Digital en el Centro de Aprendizaje y Enseñanza de la Universidad Tecnológica de Auckland, donde contribuye en la investigación, desarrollo e implementación de tecnologías de aprendizaje. Actualmente, lleva a cabo proyectos de investigación a nivel local, nacional e internacional en aprendizaje inmersivo, educación en sostenibilidad, educación científica, espacios colaborativos en línea y desarrollo de la experiencia del usuario educativa. Sus intereses incluyen el papel de la tecnología en contextos no formales a través de dimensiones afectivas y emocionales, el uso innovador de tecnologías emergentes y pedagogías en el aprendizaje y la enseñanza, la auto-organización de sistemas de aprendizaje basados en la tecnología.
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Diagramación: Diana Martín, Oswaldo Romero
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